
El 7 de octubre se conmemora una de las advocaciones de la virgen María veneradas por la Iglesia Católica: Nuestra Señora del Rosario o Virgen del Rosario. En el Santuario de As Ermitas esta celebración se alarga todo es mes y durante todos los domingos recibe a buen número de personas que peregrinan al sagrado lugar.

La conmemoración do IV Centenario del Santuario de As Ermidas hace que este primer domingo de octubre sea si cabe aún más especial. La misa mayor, que comenzará a las 13.00 horas, estará presidida por el obispo de Astorga, Jesús Álvarez y a ella asistirán el director de Turismo de Galicia, Xosé Merelles; la delegada de la Diputación en Valdeorras, María del Carmen González; el alcalde de O Bolo, Alberto Vázquez; así como alcaldes y representantes de los ayuntamientos de la zona.
Por primera vez el Concello pondrá a disposición un autobús gratuito de regreso a sus lugares de origen.de la gente que vaya caminando al santuario desde A Rúa, Viana o Manzaneda.
Los actos comienzan a las 10.00 horas con la misa de enfermos. A las 11.30 horas el atrio del santuario se transformará en un escenario en el que se podrá ver la representación de Platea Lúa: «400 anos: pedra, milagre e fe. Teatralización da orixe do Santuario». El rezo del rosario tendrá lugar a las 12.30 horas, después del cual se celebrará la misa solemne a las 13.00 horas. A las 17.00 horas adoración al Santísimo,« la Exposición».

Fe o tradición
Cuatrocientos años dan para mucho y si hablamos de tradiciones y religión son numerosos los cambios que se generan y la peregrinación a As Ermitas por la Virgen del Rosario no está exenta.
José Vega guía custodio del santuario y monaguillo desde los cinco años en él, ha visto desde primera línea como se producían: «Las peregrinaciones antes había un poquito más de fe que ahora. Entonces venían masas de gente de rodillas, descalzos, caminando desde a más de veinte quilómetros de aquí».
La vida acelerada que lleva el ser humano en los últimos tiempos también llega a las tradiciones. «Ahora las peregrinaciones se hacen en coches, son más rápidas. Antes la gente estaba aquí más tiempo dentro del templo, ahora es más llevadero».
Era habitual que los peregrinos trajesen la comida que reponía fuerzas para emprender el camino de vuelta y por ello los bancos de piedra del atrio servían para descansar y realizar tal menester. Hace unos años la zona recreativa del río Bibei, a los pies del santuario, era otro de los lugares elegidos si el tiempo lo permitía.

El agradecimiento a la virgen por la curación de enfermedades o de que estas no se agraven, es uno de los motivos por los que «se ofrece a las personas» a la Virgen del Rosario. Ello conlleva que ese año la persona tiene que ir caminando y oír la misa que honra a la virgen. «Era la fe a la virgen, cosas que le pedían. La virgen le ayudaba y era esa la manera de venir tanta gente en peregrinación», apostilla el guía.
La mayoría de los que realizan el trayecto lo hacen por motivos religiosos, pero los hay que aprovechan para pasar una mañana de domingo diferente, haciendo ejercicio y acompañando a familiares o amigos y disfrutando de un paisaje único que tiene como culmen la joya del barroco gallego.
Los preparativos
Toda gran celebración lleva consigo unos preparativos y los de la celebración de la Virgen del Rosario no son menos. Elena García es la que se encarga desde hace dos años de poner todo a punto para el gran día, incluida la imagen —antes lo hacía su prima, pero como «ya es mayor» lo hace ella—.
Elena lava y plancha los manteles y las puntillas que adornan la iglesia y también se encarga de vestir a la virgen «cuando hay celebraciones importantes, el Rosario, el Día de la Virgen, el de la Asunción» y lo hace con una delicadeza y un cariño especial.

La encontramos colocando el manto de la virgen y rodeada de alfileres e hilo haciendo los últimos «apaños». «Yo si veo que hay una tela o algo o le falta un fleco o una puntilla que esté descosida, lo voy arreglando», explica.
La colocación de las flores y arreglos florales también son cosa de esta vecina de As Ermitas que se vino hace dos años de Barcelona para reformar su casa y, mientras duran las obras, ayuda en las tareas de la iglesia. «Yo vivo aquí al lado y cuando hace falta yo vengo».
La Virgen del Rosario
La devoción a Nuestra Señora del Rosario se originó en 1208, cuando la Virgen María se apareció al sacerdote Domingo de Guzmán en Prouilhe, Francia, con un rosario en mano y le enseñó a rezarlo.
La Virgen prometió protección y bendiciones a quienes lo rezaran con fe, incluyendo la reducción del pecado y ayuda en necesidades. Domingo de Guzmán difundió esta práctica entre los soldados antes de la Batalla de Muret, atribuyendo la victoria a la Virgen, tras lo cual se erigió la primera capilla en su honor.

En el siglo XV, el beato Alano de la Rupe recibió la misión de revivir la devoción y documentar sus milagros. En 1571, tras la victoria de Lepanto, el Papa San Pío V estableció el 7 de octubre como día de Nuestra Señora del Rosario, antes conocida como "Nuestra Señora de las Victorias."
Es la patrona de la Unidad Militar de Emergencia —UME—, y su devoción sigue viva, alentada incluso por papas en el siglo XX.
La peregrinación Alonso Mejía
El milagro obrado al obispo de Astorga, Alonso Mejía de Tovar, por la virgen de As Ermitas hace 400 años y que lo salvó de la muerte tras realizar una peregrinación a San Miguel de Bidueira es el origen del santuario.
Cuenta la leyenda que fue Nuestra Señora de As Ermitas quien obró el milagro y lo curó de manera instantánea por lo que el obispo decidió derribar la ermita sobre la que edificó una iglesia de una nave que hoy es el cuerpo principal del santuario. Una vez construida la nave llegó la construcción para el administrado.

Siguiendo el recorrido narrado por Manuel Contreras en el libro “La historia del célebre santuario de Nuestra Señoras de As Ermitas”, editado en 1789, un total de 80 peregrinos han realizado el mismo camino que realizo en 1624 el obispo tras caer gravemente enfermo en una visita a la diócesis de San Miguel de Bidueira. Un hecho histórico que los concellos de O Bolo, Manzaneda, la diócesis de Astorga y Turismo de Galicia han recordado durante este año de l 400 aniversario de construcción del santuario.