
Quien piensa en O Bolo, y más en Semana Santa, lo hace en primer lugar en el Santuario de Nuestra Señora de As Ermitas, pero el municipio tiene mucho más que ofrecer a cualquiera que se quiera acercar a él en estos días de Semana Santa donde se une el fervor, el arte y la celebración.
El paisaje es parte importante de este ayuntamiento marcado por el devenir del río Bibei, a lo largo del cual se acomodan los bancales de viñedos. Y es el propio río el que lleva al visitante a la joya, el Santuario de Nuestra Señora de As Ermitas excavado, directamente en la roca. Su fachada, ejemplo del barroco gallego, no deja indiferente a nadie cuando se acerca y la ve alzarse, encajada entre la piedra, magnánima. Una construcción de una extraordinaria riqueza compositiva, con dos torres que enmarcan una suntuosa calle central de tres pisos, rematada por una peineta con la Imagen de la Virgen de As Ermitas.

Su historia se pierde en el tiempo aunque su origen está en una pequeña capilla en la que se veneraba una Imagen de la Virgen. Fue el obispo de Astorga, diócesis a la que pertenece, Alonso Mesía de Tovar quien mando construir el santuario, tras una curación milagrosa atribuida a la intercesión de la Virgen.

Otro curioso detalle es la orientación de la Iglesia, que no sigue los cánones, todavía vigentes en el Barroco, que marcaban que la cabecera del templo mirase hacia el naciente. En As Ermitas, por el excepcional lugar en el que se asienta la Iglesia, construida contra los peñascos de la montaña, no había otra opción. A cambio, esta peculiar orientación hace que sea al amanecer cuando la imponente fachada de la Iglesia del Santuario de As Ermitas luzca en todo su esplendor.

El santuario está durante todo el día abierto. Si se quiere participar en una de las visitas guiadas impulsadas por el Concello, el horario es desde el martes 4 de abril hasta el domingo día 9 serán de 10,00 de la mañana a 12,00 del mediodía.

Los molinos
Muy cerca del santuario, en el área recreativa del Bibei, se encuentran dos ejemplos de la etnografía de la zona como son los molinos de harina y aceite. Han sido recuperados, después de años sin uso, para dar a conocer (y recordar) una vida de la que no ha pasado tanto tiempo.

El complejo está formado por tres molinos restaurados junto al Río Bibei y suma todavía más riqueza turística a este municipio.

El Museo de Yosso
La obra de José Porto, también conocido como José de Valbuxan o Yosso tiene, desde hace no mucho, su propio escenario en O Bolo. Detrás del colegio se ha abierto su museo con obras del artista de la localidad.
En el recurrido por la obra de Yosso pueden verse más de 70 cuadros entre óleos, pasteles, carboncillos y dibujos. Todos ellos hacen referencia su vida en Valbuxán, su familia y algunos son pinturas de su estancia en Francia. José Porto García (Valbuxán 1943-2019), Yosso, cuenta con este museo en el Ayuntamiento de O Bolo para poder dar a conocer su obra después de tener en vida exposiciones en París, Narbona, Londres, Madrid, entre otros lugares.

El Museo Yosso estará abierto, sin reserva previa, el día 8 de abril, de 10,00 horas a 12,00 del mediodía coincidiendo con la XIII Festa da Vitela.

El castillo
A O Bolo no le falta detalle, y es que tiene hasta castillo. Construido en el siglo XII sufrió importantes daños y fue reconstruido en el siglo XVI y después abandonado para ser escuela, cantera, cárcel e incluso campo de fiesta. Tras su rehabilitación, podemos realizar la interactiva visita propuesta en este, ahora, centro de interpretación.

Este espacio interactivo hace las delicias de mayores y pequeños con visitas de 12,30 a 14,30 horas —con una jornada especial el día 8 de abril en el que se podrá visitar por la tarde, de 18,30 a 20,00 horas con motivo del VI Festival Medieval—.

A Vitela
Además, si se está estos días por O Bolo no se pueden perder la Festa da Vitela, una celebración gastronómica para vecinos y visitantes, en torno a la carne de ternera. En esta fiesta se despide el tiempo de ayuno de la Cuaresma, dinamiza el municipio durante unas horas y, al mismo tiempo, potencia uno de los recursos propios, la carne de ternera y que está animada por el sonido de las charangas, los aplausos, los gritos y el “buen rollo”.

Como suele ser habitual, el menú estará compuesto de consomé, carne de ternera, androlla, chorizo y lacón, además de roscón y bica, en una celebración que convoca a todos los vecinos y muchos invitados al pabellón municipal. Una fiesta que tendrá un coste de 18 euros por persona.

Pero no nos podemos ir de O Bolo sin visitar el banco más raro del mundo, en el Miradoiro da Salesa, en Celavente. Una historia preciosa la que guarda este lugar en el que siempre se paraba Salesa Losada, una mujer que caló hondo entre sus vecinos que al año de su fallecimiento financiaron la creación de este asiento de madera con sinuosas formas. Del artesano de Chandoiro, Brais en él se admiran las seductoras vistas de O Bolo, Manzaneda, Larouco, Petín y A Rúa.
