La piel es un espejo en el que se reflejan no solo la edad o el paso de las estaciones, sino también el descanso, la alimentación o incluso las emociones. Lo que hoy funciona como tratamiento puede quedarse corto dentro de unos meses. La piel cambia constantemente, igual que lo hacemos nosotros.
«No es lo mismo tratar la piel en verano que después de los meses de sol y calor, ni a los 30 que a los 50», explica Nuria Carmona, especialista en belleza. Según señala, los cambios hormonales, la falta de sueño o los excesos en la dieta pueden traducirse en manchas, falta de uniformidad o una mayor sequedad. De ahí la importancia de no recurrir siempre al mismo producto, sino de adaptar el cuidado a cada etapa.
El cansancio, por ejemplo, puede provocar bolsas u ojeras que no estaban presentes semanas atrás. O la llegada de la premenopausia puede alterar la coloración y la hidratación de la piel. «Lo fundamental es observar en qué momento estamos y ofrecer la respuesta adecuada», apunta Carmona.
En este contexto, espacios como Ana de la Puente proponen una semana dedicada a analizar y cuidar la piel con el apoyo de especialistas de marcas de referencia internacional. Quienes se acerquen hasta el centro podrán recibir un diagnóstico personalizado y, por la compra de productos de Juvena y Orlane, que cuentan con descuentos especiales (35% y 25%, respectivamente) deisfrutarán de un tratamiento oespecífico de una hora de duración.
Más allá de la promoción, la cita se plantea como una ocasión para detenerse, revisar el estado de la piel tras el verano y recordar que no existe un único producto válido para siempre. Porque la piel, como la vida, está en continuo cambio.
