sábado. 20.04.2024

El investigador berciano Santiago Macías publicará una

quinta edición de El monte o la muerte

un libro sobre la guerrilla en Valdeorras y El Bierzo

«Tras la sublevación el 18 de julio de 1936, las circunstancias que se dieron en Valdeorras y en El Bierzo fueron las mismas», así explica el investigador berciano Santiago Macías cómo ambas comarcas vieron nacer una guerrilla de resistencia al franquismo años antes de que estos grupos armados surgieran en el resto de España.

Y es que ambas zonas cayeron rápidamente en manos de los sublevados. El 21 de julio de 1936, los militares y la Guardia Civil se unieron a los franquistas y tomaron el mando, comenzando la represión de aquellos que seguían siendo fieles a la II República. Un tema que Macías trata en su libro El monte o la muerte del que ya prepara una quinta edición que verá la luz próximamente. «Ya tendría que estar publicado pero con la crisis sanitaria se ha paralizado» ha explicado el investigador quien ya ha vendido 14.000 copias de la última edición de la obra.

En el libro, el berciano relata el origen de esa resistencia formada por aquellos vecinos de ambas comarcas que fueron obligados a ir a la guerra con el bando sublevado. «Algunos desertaron y pasaron a la clandestinidad, se ocultaron. Y muchos lo hicieron en la zona valdeorresa de Casaio que fue un punto de concentración de los huidos de ambas comarcas» señala Macías quien detalla que en el año 1940, los integrantes de este grupo entran en contacto con sus homólogos en Asturias y junto a ellos pasan a Portugal donde esperan poder huir fuera de la península.

Portugal, en aquel momento gobernado por el dictador Salazar, supuso una amenaza para los huidos y muchos de ellos fallecen en el intento. Finalmente se repliegan, de nuevo, a la zona de Casaio donde los valdeorreses y bercianos ya llevan cuatro años y tienen establecido un campamento, la después llamada Ciudad de la Selva.  Así a ellos se unen parte de los asturianos y, a finales de 1941, forman la Federación de Guerrillas de León y Galicia en la que se ensambla la formación técnica y militar de los asturianos y los conocimientos de la vida en clandestinidad de valdeorreses y bercianos.

Organización

guerrillera

A diferencia de lo que se pueda pensar, la organización se constituía por agrupaciones formadas por cuatro guerrillas que se componían de varios destacamentos.  En abril de 1942, en la aldea de Ferradillo, cerca de Ponferrada, celebran el congreso fundacional aunque los estatutos provienen de diciembre del año anterior. Dicha organización armada fue el germen de otras muchas, años después, en el resto de España.

Imagen tomada en el I Congreso de la Federación de Guerrillas de León y Galicia/Imagen: Santiago Macías

«Tenían estatutos y un código de comportamiento que prohíbe llevar a cabo actos indiscriminados y de hecho, a uno de los asturianos lo llegan a juzgar y a fusilar ellos mismos por violar su código disciplinario», narra Macías quien señala que el apoyo popular se basaba en el respeto a los actos de los pueblos. «La guerrilla ya organizada tenía estatutos, código y tribunal disciplinario, Estado Mayor y hasta un periódico que edita en un bar de El Bierzo. En el ático del establecimiento, utilizando el ruido de los clientes, ubican una imprenta clandestina, donde imprimen El Guerrillero durante tres años”, apunta el historiador.

En ese momento, la organización armada estaba formada por un centenar de personas, casi todos hombres puesto que para evitar problemas de convivencia y celos, no solían admitir mujeres salvo casos aislados.

A esta estructura se le unía la llamada «Guerrilla del Llano» una red de enlaces, formada por los vecinos de los pueblos que no eran sospechosos, pero que informaban a los huidos de los movimientos y acciones de la Guardia Civil así como de acciones en los pueblos.

Imagen de la guerrilla hallada en un expediente militar por Santiago Macias

El principio del fin

El final de la guerrilla llegó, precisamente, cuando agentes de la Benemérita descubrieron uno de los mayores puntos de apoyo a la organización en el pueblo de Columbrianos. «Allí se guardaba mucha documentación de la Federación. Matan a la dueña de la casa, a su sobrino y a tres guerrilleros que había dentro y descubren toda la documentación de la Federación: cae la red de enlaces, hay más de 500 detenciones entre Valdeorras, El Bierzo y la Cabrera de personas que aparecían en los papeles como colaboradores. Es el principio del fin de la guerrilla, en junio de 1945», destaca el investigador.

Curiosamente, estos hechos coinciden con el final de la II Guerra Mundial. Hitler muere en abril de 1945 y en otoño del mismo año cae Japón. «Una vez que se sabe que las potencias aliadas no van a intervenir en España, el gobierno franquista empieza con las detenciones. Parece que el franquismo fue prudente y no quiso empezar la estrategia represiva contra los enlaces de la guerrilla hasta no ver qué pasaba a nivel internacional. Tiene que ver lo que tardaron en detenerles después del episodio de Columbrianos, con el final de la II Guerra Mundial», matiza el berciano.

El final no solo estuvo motivado por este hecho sino también por las desavenencias, en el interior de la guerrilla, de la facción socialista, que cree que la lucha armada no tiene sentido tras la no intervención aliada y apuestan por abandonar España, y la facción comunista que no quiere abandonar la resistencia armada. Todo concluye con la desaparición de la Federación en 1947 y el posterior nacimiento del Ejército Guerrillero de Galicia bajo control comunista y que sobrevivió durante unos pocos años.

Las valdeorresas Toña

y Chelo

Aunque «el monte» no solía admitir mujeres, los guerrilleros hicieron una excepción con las hermanas Antonia y Consuelo Rodríguez López, «Toña y Chelo». Ambas provenían de la aldea barquense de Soulecín. Dos de sus cinco hermanos desertaron en 1939 del ejército franquista. En represalia, miembros de la Legión asesinaron a los padres de la familia, por lo que todos los hermanos, excepto uno, se unieron a la guerrilla en Casaio. «Eran muy jóvenes y estaban desamparadas», argumenta Macías la razón para acogerlas.

Antonia y Consuelo Rodríguez López/Imagen: Santiago Macías

«En la huida a Portugal, uno de los hermanos, Rogelio, fue detenido en Oporto y fusilado en Ourense. Y el resto de los hermanos perecieron en la guerrilla, en diferentes puntos, en combate o en emboscadas, como le ocurrió a Domingo quien cayó en Santoalla», relata el investigador. Las hermanas se quedaron solas y establecieron una relación con otros dos hermanos, César y Arcadio Ríos. Este último falleció cuando la Guardia Civil interrumpe una de las últimas reuniones de la Federación. Su pareja, Chelo se une a la facción comunista y sale, vía Madrid, de España.

Antonia se queda en la guerrilla con César Ríos. Y en 1948 el partido comunista les dice que intenten salir de España. Así, comienza su aventura saliendo desde la parte norte del Bierzo pero son sorprendidos, por un control de la Guardia Civil, en Pobladura de Somoza por lo que abandonan el vehículo y caminan durante 30 kilómetros hasta Bembibre. Allí Antonia se traslada a Asturias para contactar con un primo de César que es taxista y con él vuelve a buscar a su pareja.

De nuevo en Asturias se ocultan en Gijón, en «La mina de la Camocha» y desde allí, con más huidos, salen desde Luanco hasta San Juan de la Luz, en el País Vasco Francés donde son recibidos por Indalecio Prieto.

El monte o la muerte

Santiago Macías ha publicado este libro en el que no solo se conoce la historia de estos guerrilleros sino que contiene 840 nombres de bercianos y valdeorreses a través de los cuales se reconstruye la historia de la guerrilla, las razones que les llevaron a ocultarse, a «echarse al monte» y huir.

«En la quinta

edición habrá datos nuevos, en cada edición actualizó porque la historia es un

ente vivo», ha explicado Santiago Macías.

Sputnik Labrego

Precisamente los arqueólogos de Sputnik Labrego están finalizando la memoria técnica de las investigaciones llevadas a cabo en el monte de Casaio en relación a estos asentamientos de la guerrilla y de la Ciudad de la Selva.

Imagen de uno de los chozos/Fotografía: Sputnik Labrego

El estudio arroja nueva luz sobre cómo vivieron estos hombres gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas en los chozos que, en su día, llegaron a ser más de una decena. «Esta vez, tenemos la planimetría de la cabaña Xargil de Samargal, muy cerca del Pala de Cabras y las pinturas esquemáticas del Calcolítico. Aunque esta cabaña no tenía mucho material arqueológico, nos permite comprender mejor la dinámica de la artillería guerrillera en sus primeros días, ya que creemos que este espacio fue uno de los primeros ocupados por grupos guerrilleros en las montañas de Casaio», tal y como ha expuesto Carlos Tejerizo.

«Hemos documentado un montón de objetos además del famoso revólver; un bote de gel para después del afeitado. Nos habla de su vida cotidiana y cómo tratan de normalizar su vida en la huida», ha expresado Tejerizo quien añade que también encontraron una cadena de reloj personal, «que nos habla de la importancia del tiempo para ellos».

Una historia, escondida en el interior del monte de Casaio,

que poco a poco, la investigación histórica y arqueológica, trata de descubrir.

Macías: «El origen de la guerrilla en la posguerra española está en Valdeorras y en el...