
En plena Avenida de Galicia, el trasiego habitual se detiene por un instante ante una escena que llama la atención: un furgón de la Guardia Civil junto a un peregrino. Lo que parece un simple control o una consulta rutinaria es, en realidad, una valiosa muestra del trabajo silencioso y constante de una unidad especial: la Oficina Móvil de Atención al Peregrino (OMAP).
Jacobo Ortiz y Adrián Pedrayo son dos agentes que componen esta unidad itinerante. Los encontramos en ruta, acompañando a un peregrino alemán al que acaban de entregar un chaleco reflectante y ofrecerle asistencia personalizada. «Esta es una oficina de atención al peregrino, pero también al ciudadano, especialmente en zonas rurales como las de la provincia de Ourense», explica Jacobo con sencillez y cercanía.

Desde abril, recorren a diario tramos del Camiño de Invierno —entre Sobradelo y A Rúa, dentro de la competencia de Valdeorras— prestando un servicio integral de asistencia, prevención y vigilancia, tanto en la vía como en albergues y hospedajes. «El cometido principal es auxiliar a los peregrinos ante cualquier incidencia, informarles del trazado y garantizar su seguridad», añade
Una labor que va mucho más allá del uniforme: acompañan, orientan, sellan credenciales (con un sello oficial de la Guardia Civil - Atención al Peregrino válido para la Compostela), e incluso auxilian sanitariamente gracias a su formación y a que el vehículo está cardioprotegido. «Los tres hicimos el curso de DESA, por lo que, si un peregrino sufre una urgencia médica, estamos preparados para actuar hasta que lleguen los sanitarios», comenta Adrián con orgullo contenido.

Además, el vehículo está equipado como una auténtica oficina móvil: ordenador, impresora, conexión directa con sistemas internos… Esto permite a los agentes tramitar denuncias en el momento, evitando que el peregrino tenga que desplazarse a un cuartel. «También damos servicio a ciudadanos impedidos o que viven aislados, acudiendo a sus domicilios si necesitan ayuda o poner una denuncia», subraya Jacobo.

Un camino seguro y humano
«El Camiño de Invierno es seguro», aseguran con rotundidad ambos agentes. «Es una ruta tranquila, donde el peregrino suele caminar solo y no hemos registrado incidencias destacables». Lo que sí destacan quienes recorren esta vía es la dureza de las etapas y, a la vez, su belleza y autenticidad, lejos de la masificación del Camino Francés.
La Guardia Civil, a través de esta y otras iniciativas recogidas en su Plan de Seguridad Jacobea, busca no solo reforzar la seguridad, sino también proteger el patrimonio, garantizar un entorno respetuoso con la naturaleza, prevenir delitos y mantener una presencia confiable y cercana en zonas rurales a menudo desatendidas.
No solo protegen y ayudan a los peregrinos del Camino de Invierno, sino también a quienes recorren la Vía de la Plata, desde A Gudiña hasta Vilar de Barrio, los que eligen la variante por Xinzo y Sandiás hasta Xunqueira de Ambía, o los que caminan entre la zona de Ourense y Cea.

Esta unidad móvil representa un ejemplo claro de cómo la seguridad puede y debe tener rostro humano. «Es maravilloso trabajar aquí, con paisajes privilegiados y sintiendo que puedes aportar algo positivo cada día», dice Jacobo mientras sonríe al ver alejarse al peregrino alemán, ahora algo más seguro, más tranquilo, y seguramente agradecido por este encuentro inesperado.

Porque a veces, en el camino, lo que uno encuentra no es solo una flecha amarilla, sino también a alguien que te mira a los ojos y dice: «No estás solo. Estamos aquí para ayudarte».
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