Aníbal Fernández: «La puntería es lo de menos; lo importante es la cabeza»
El organizador desde hace 17 años del Gran Premio Vila do Barco de tiro al plato destaca la gran exigencia de este deporte que este sábado vuelve a O Barco
Aníbal Fernández: «La puntería es lo de menos; lo importante es la cabeza»
No es un deporte de masas. No sale en televisión, ni mueve grandes audiencias. Pero lleva 17 ediciones reuniendo a decenas de aficionados y campeones en O Barco de Valdeorras. El Gran Premio Vila do Barco de tiro al plato vuelve este sábado 24 de mayo al polígono de A Raña, convertido ya en una referencia para quienes practican esta disciplina tan exigente como desconocida para el gran público.
Aníbal Fernández está al frente desde el primer día. «Esto no lo heredé, lo puse en marcha desde cero», recuerda. Hoy tiene interiorizados todos los permisos, gestiones y requisitos de seguridad que exige organizar una prueba como esta. Y aunque reconoce que no es fácil, lo compensa la pasión por un deporte «muy psicológico», donde «la puntería es lo de menos; lo importante es la cabeza».
El campeonato se celebra al aire libre, en una zona del polígono que, aunque en desuso, ofrece unas condiciones idóneas: amplitud, buena visibilidad y acceso asfaltado hasta el mismo campo de tiro. «Eso marca la diferencia. Hay sitios a los que solo se puede llegar por caminos complicados y la gente deja de ir», explica Fernández, que también destaca el buen ambiente y el compañerismo entre los participantes como otro de los grandes atractivos.
Por este torneo han pasado tiradores del más alto nivel, como el campeón del mundo y medallista olímpico Alberto Fernández o la reconocida Fátima Gálvez. «En España hay mucho nivel, pero cada vez hay menos campos donde practicar. Esto no está de moda, y tener un arma se ve cada vez peor, pero sigue siendo un deporte seguro y muy exigente», asegura el organizador.
Escopeta media para tiro al plato
La modalidad que se practica en O Barco es el trap olímpico: 25 platos por tanda, con opción de dos disparos por plato. «Todo está muy robotizado. Cada tirador conoce sus movimientos, nadie habla y cada disparo exige una concentración máxima. Se puede fallar por una mínima distracción». En este campeonato no hay inscripciones previas y los premios, como es tradición, van desde dinero en metálico hasta cartuchos, jamones y otros productos.
Aunque se trata de un deporte con costes importantes —las escopetas van desde los 400 hasta los 60.000 euros, y un cajón de cartuchos cuesta ya 70 euros—, Aníbal subraya que el nivel de implicación marca la diferencia. «Como en todo: si quieres un Ferrari, lo pagas. Pero también puedes empezar con algo más sencillo».
Este sábado, el Gran Premio Vila do Barco volverá a reunir a tiradores de toda Galicia y provincias limítrofes en una cita que mantiene intacto el espíritu de superación, técnica y respeto que definen al tiro al plato.