martes. 01.07.2025

Ángel y Chelo, toda una vida iluminando la villa de O Barco

La electrificación de Valdeorras, la iluminación navideña o la caída del puente de San Fernando son algunos de los momentos vividos por estos dos hermanos al frente de una empresa centenaria.

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Ángel y Chelo, toda una vida iluminando la villa de O Barco

Dar luz a Valdeorras. Ese ha sido el objetivo de Ángel y Chelo Pérez, los dos hermanos que estuvieron al frente de la empresa Anpema, fundada por su padre en 1922 y que ahora regenta la tercera generación. Una vida dedicada al trabajo y al esfuerzo que ha dejado gratos recuerdos de la calle Real barquense.

Ambos narran cómo nació Montajes Eléctricos Anpema, de la mano de su padre Ángel Pérez un vallisoletano casado en O Barco donde montó esta empresa a comienzos de los años 20. Allí tuvo a sus tres hijos, dos de los cuales siguieron al frente de la misma cuando el padre falleció de manera prematura a los 57 años de edad. «Era un inventor», destaca su hijo Ángel emocionado mientras muestra una escopeta tallada en madera que su padre hizo para él y narra cómo creó, con un reloj de bolsillo, un medidor de voltaje. «Tenía un taller debajo de casa y por las noches se metía allí y hacía de todo. Inventaba todo lo que necesitábamos», relata Chelo.

somoscomarca_obarco_angelperez_empresa_ampema_2021 (4)Ángel con la escopeta de madera construida por su padre. Sonia Rodríguez

Al comienzo junto a su madre y después solos, Chelo y Ángel han estado toda la vida trabajando en la calle Real. «Yo estaba en la tienda, vendiendo los productos y haciendo las facturas», recuerda Chelo quien reconoce que la calle Real era el centro logístico de O Barco. «Había mucho movimiento porque por debajo de la plaza, hasta el río estaba lleno de puestos de verdura, de pescado etc.» pero la creación de la Plaza de Abastos provocó un descenso en la afluencia de personas. «Les era más cómodo ir por la carretera y ya no pasaban por aquí», explica Chelo.

Ella misma enumera algunas de las tiendas de la zona: «Avelino Anta de La Favorita, los ultramarinos, la cacharrera, el monfortino López Franco de castañas, el César tienda de telas, Alfa las máquinas de coser, Francisco Paradelo, la carnicería de Manuel, las escuelas de párvulos, bares, el registro civil, el estanco de Manuel Ramos…», destaca mientras la entrevistadora le pregunta: ¿Y la panadería de Regalado?». «No, no. Eso era San Roque, yo te hablo de este trozo», aclara Chelo rápida.

somoscomarca_obarco_angelperez_empresa_ampema_2021 (1)Chelo y Ángel acompañados de sus hijas María José y Pili (ahora ella lleva el negocio familiar. Sonia Rodríguez

En su comercio vendían bombillas, planchas, lámparas, electrodomésticos y radios entre otros productos. «Cuántas radios vendimos, de Castilla y Marconi» exclama Chelo mientras Ángel destaca que ellos fueron los encargados de traer los primeros electrodomésticos a O Barco. «Ahora veo una chatarrería con una pieza de un electrodoméstico y me dan ganas de llorar porque son piezas que vendí yo», señala Ángel.

Una veintena de empleados llegaron a tener en esta empresa que electrificó todo el valle de Valdeorras. «Era un trabajo muy complicado porque no había los medios actuales. Íbamos con una escalera de ocho metros plegada y a muchos sitios llegábamos andando. Pero así pusimos la luz a muchos pueblos: en Rubiá, A Veiga, Cascallá, O Castelo…», rememora Ángel.

somoscomarca_obarco_angelperez_empresa_ampema_2021 (2)Ángel durante la entrevista en la que no faltó su chascarrillo. Sonia Rodríguez

También tienen un recuerdo especial para las luces de Navidad. «Que teníamos que salir a encenderlas» y cómo la Navidad de 1959 no se le olvidará nunca debido al suceso que él mismo presenció: la caída del puente de San Fernando. «Estaba con mis amigos Luis López Folla y Agapito Llebra, íbamos a encender el escaparate de la tienda y me asomé al río, en La Capitana, porque venía muy alto. Oímos un ruido muy fuerte e íbamos hacía allí cuando unas mujeres venían corriendo y nos dijeron que no pasáramos. Pero con la valentía de los 20 años…pues fuimos. Nos agarramos porque el primer tramo ya se había caído y uno quería ir a la última parte, le dijimos que no y según lo agarramos así cayó el resto del puente», recuerda Ángel.

Y es que esta empresa ha visto pasar la vida del último siglo en la villa barquense. El próximo año cumplirán 100 ejercicios poniendo y llevando la luz de O Barco.

Si quieres ver la entrevista completa, pincha aquí.

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