SilFest Valdeorras soplará las velas de su décimo aniversario en 2026 convertido en mucho más que un festival musical. A orillas del río Sil, este evento se ha consolidado como una propuesta cultural diferente, pensada para disfrutar en familia y desde la calma, lejos de las aglomeraciones y de las agendas frenéticas que marcan otros encuentros multitudinarios.
Con un ambiente cuidado y un entorno natural privilegiado como seña de identidad, el SilFest vuelve a apostar por un ocio de calidad, inclusivo y accesible. Un planteamiento que lo convierte en una opción ideal para familias de todo tipo que buscan compartir tiempo, experiencias y música sin renunciar a la tranquilidad.
En el apartado musical, el festival continúa sumando nombres a un cartel tan diverso como atractivo. Artistas como La Paloma, Puño Dragón, L.A., Bum Motion Club y Sr. Jingles se incorporan a una programación que ya contaba con Morgan, Hinds, Begut y DJ90. A ellos se suma la propuesta del MiniSilFest, pensada especialmente para el público infantil, donde destaca la incorporación de Henriko. Una selección artística diseñada para que cada asistente, sea cual sea su edad, encuentre su espacio y marque su propio ritmo.
Pero el SilFest es mucho más que conciertos. Es remar en kayak por el Sil, pasear junto al río, participar en talleres, descubrir los vinos de la D.O. Valdeorras, disfrutar de una Mahou bien fría o sentarse a comer sin prisas mientras los más pequeños juegan. Incluso vivir la experiencia de un backstage por primera vez forma parte de ese universo cercano y compartido que define al festival.
Con los abonos ya a la venta, la organización invita además a seguir muy de cerca sus redes sociales en los próximos días. Las familias con niños encontrarán sorpresas especialmente pensadas para ellas, en una edición que promete celebrar estos diez años con detalles especiales.
En un tiempo en el que parar se ha convertido casi en un lujo, el SilFest Valdeorras reivindica el placer de disfrutar sin correr, de escuchar música rodeados de naturaleza y de vivir un festival que se comparte. Diez años después, su propuesta sigue demostrando que otra forma de ocio es posible… y que merece la pena celebrarla.