jueves. 28.03.2024
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Raúl Díaz, toda una vida dedicada a la pizarra y su Éntoma

Louseiro de profesión, Raúl dedica ahora sus manos a crear figuras de pizarra. La última, un peregrino

Rául Díaz se define como "vecino de Éntoma", pero sus manos le delatan. Hace casi 60 años, cuando él tenía 12, comenzó su amor por la pizarra. Louseiro de profesión y sobre todo de corazón. Es por ello que ahora, una vez jubilado, le da un significado diferente a este material que tanta riqueza supone para Valdeorras.



Recuerda que en sus inicios, ponía losa de mañana y, con el dinero que ganaba, estudiaba de tarde. Poco después, decidió dedicarse de forma plena al oficio. Tanto es así que incluso se dedicó a promocionar la pizarra en Los Ángeles, California y San Francisco. «No hice dinero, pero recorrí mundo y conocí muchos amigos».

Lo define como un vicio. Tanto es así que asegura pensar siempre en pizarra. Ejemplo de ello es su belén navideño, realizado con este material pieza a pieza. Eso sí, defiende que él no es escultor. «A mi me gusta trabajar con las manos, pero lo mío es diferente, es artesano».



Pero la pizarra no ocupa todo su corazón, sino que lo comparte con Éntoma. Y Raúl ha aprendido a compaginar ambas cosas por lo que está dejando su pueblo precioso. Las últimas figuras, unos peregrinos que reflejan también su afición por caminar. «Pedimos permiso y el alcalde me dijo que quedaría bien en el Camiño. Por eso lo pusimos en la plaza». En este audio nos cuenta todos los detalles de estas figuras:

Raúl también recuerda cómo fue la historia de la pizarra en esta comarca y la gran historia que se guarda en cada rincón. Puede escuchar todo lo que nos contó en el siguiente enlace:

Raúl Díaz, toda una vida dedicada a la pizarra y su Éntoma