
Ourense sigue batiendo récords de longevidad, y no solo en cifras absolutas. En algunos de sus pueblos más pequeños, casi uno de cada diez vecinos supera ya los 100 años. Y entre ellos, varios municipios de Valdeorras y su entorno figuran entre los más destacados. El dato no es anecdótico: está avalado por un estudio científico que analiza los factores que permiten a muchos ourensanos llegar al siglo de vida con buena salud.
La investigación, promovida por la Diputación y desarrollada por la asociación Ourensividade, ha analizado a 115 centenarios de toda la provincia a partir de 126 variables médicas, sociales y de estilo de vida. El perfil que dibujan es claro: mujer, viuda, de complexión delgada, que ha trabajado toda su vida, apenas toma medicamentos y sigue comiendo lo que da su huerta. Más del 40 % de los entrevistados no presenta deterioro cognitivo y un 73 % asegura que ha escapado de enfermedades crónicas.
La provincia, en el mapa de la longevidad
El informe sitúa a Ourense como una de las provincias con mayor número de personas centenarias de toda España, pero no todos los concellos envejecen igual. El mapa de la longevidad que incluye el estudio lo deja claro: las zonas rurales, especialmente del centro y el norte de la provincia, concentran los porcentajes más altos. Lideran el ranking municipios como Cortegada, Quintela de Leirado o Gomesende, todos con más de un 10 % de su población centenaria.

Valdeorras y sus alrededores: tierra fértil para la longevidad
Si dirigimos la mirada hacia el oriente ourensano, la comarca de Valdeorras y su entorno inmediato destacan también con cifras sobresalientes. En A Veiga, por ejemplo, viven 6 personas de más de 100 años entre 901 habitantes (datos de 2022), lo que supone un 6,6 % de la población. En O Bolo hay 3 centenarios entre 824 vecinos (3,6 %) y en Vilamartín de Valdeorras, 6 personas centenarias entre 1.825 habitantes (3,3 %).
Otros municipios que superan holgadamente la media son San Xoán de Río, con un 3,9 % (2 centenarios en 508 habitantes), Viana do Bolo, con un 2,9 % (8 personas de más de 100 años entre 2.781 vecinos), Manzaneda (2,4 %), Petín (2,3 %) y Rubiá (2,2 %). Incluso en concellos como Vilariño de Conso o A Rúa, con 2 y 7 centenarios respectivamente, los porcentajes son significativos.
Por el contrario, O Barco de Valdeorras, que es el municipio más poblado de la comarca, presenta un porcentaje bajo: 5 centenarios entre 13.350 habitantes (0,4 %). Y en Larouco y Carballeda de Valdeorras no se registran centenarios en el momento del estudio.

Mujer, viuda, delgada y activa: así es la persona centenaria en Ourense
El estudio dibuja un perfil muy concreto. El 73 % de las personas centenarias son mujeres. La mayoría está viuda (85 %), mantiene una complexión delgada —solo un 12 % tiene sobrepeso— y no toma más de cinco medicamentos al día. Más del 40 % no sufre deterioro cognitivo o lo tiene en grado muy leve, y muchas han empezado a medicarse después de los 85 años.
¿El secreto? Una vida activa, sin lujos pero con estructura. Han trabajado desde muy jóvenes, la mayoría en el campo, y siguen comiendo lo que cultivan. Verduras de la huerta, patatas, legumbres, pan casero, leche… y muy pocos dulces o productos procesados. Duermen bien, se echan la siesta, hacen tres comidas al día y no suelen quejarse.
Y si beben, que sea vino tinto, pero del de casa. Un vaso, a la hora de comer, sin remordimientos ni etiquetas. Porque en esa sencillez está parte del equilibrio que parece protegerlos.

Además, el estudio destaca una cualidad común en todos ellos: la resiliencia. Personas acostumbradas a adaptarse a los cambios, a superar la adversidad sin dramatismo y a vivir con lo que hay. Como dijo Elisa Soria, una de las participantes del estudio: «Hai que seguir tendo inquedanzas, cultivándose tanto física como intelectualmente». Otra centenaria, Laura Fernández, atribuye su longevidad a un pilar básico: «Familia e amigos».
Una forma de vivir que deberíamos proteger
El informe destaca también que los factores que favorecen esta longevidad —trabajo físico moderado, alimentación sencilla, vínculos familiares, descanso y actitud positiva— están desapareciendo con el cambio de hábitos y la despoblación. Por eso, la Diputación anuncia medidas como la ampliación del servicio de teleasistencia, ayudas para adaptar viviendas, planes contra la soledad no deseada y programas de termalismo social para prevenir el deterioro cognitivo.
Quizá no haga falta irse lejos para encontrar el secreto de la vida larga. En las aldeas de Valdeorras, entre siestas, grelos, pan de casa y un poco de tinto, todavía resiste un estilo de vida que alarga los años y da calidad al tiempo vivido.