
El mundo entero, y Europa en particular, conoce ahora —80 años después— el horror que supuso la II Guerra Mundial y las políticas nazis con los campos de concentración como epicentro de la deshumanización elevada a la máxima potencia.
Aunque tradicionalmente se piensa que en estos campos de horror fueron judíos europeos los que sufrieron el terror y la ignominia de los nazis, lo cierto es que otras muchas personas formaron parte del terrible experimento del III Reich. Entre ellos, nueve vecinos de Valdeorras o al menos esos son los que se han podido documentar hasta la fecha. — Cabe subrayar que cuando los líderes nazis preguntaron a Franco y al ministro Serrano Súñer sobre la suerte de estos españoles, recibieron la respuesta de que los "verdaderos" españoles estaban en España—.
¿Quiénes fueron los valdeorreses que fallecieron en los campos de concentración nazi?
Antonio, Albino, Tiberio o Isaías son algunas de las personas que salieron de España durante la Guerra Civil debido a sus ideas contrarias al regimen. De este modo, la Historia de Europa les atropelló en la II Guerra Mundial y acabaron pereciendo en los citados campos. Solo dos de los que se conoce su historia pudieron salir vivos de ellos.
Antonio Diéguez Blanco fue una de las personas que falleció en el conjunto que formaba el campo de Mauthausen. Nacido en 1913 en Freixido de Arriba le llegó la muerte en enero de 1942 en Gusen (perteneciente al campo austriaco de Mauthausen) con tan solo 28 años, tras haber pasado por los campos de exterminio de Fallingbostel X-B, Mauthausen y Gusen.
Diéguez Blanco perteneció a la 33 brigada mixta como jefe del 132 batallón, que tuvo un papel protagonista tanto en la batalla del Ebro como en la campaña de Cataluña. Según el Boletín Oficial de la Defensa, en julio de 1938 fue nombrado capitán de infantería de la escala de 'En Campaña', procedente de las Milicias. Antonio Diéguez pasó a Francia en 1939 para morir en Gusen.
No fue el único valdeorrés que falleció en enero de 1942 en Gusen. También lo hizo Manuel Yebra Dacoba, quien nació el 15 de septiembre de 1914 en O Seixo, O Bolo. Llegó a Mauthasen el 27 de enero de 1941, con el número 5799 y fue trasladado a Gusen el 8 de abril de 1941, donde fue asesinado el 10 de enero de 1942 a las 2.45 horas. Causa de muerte: insuficiencia circulatoria e inflamación pulmonar purulenta, según los informes.
Precisamente Antonio, en su traslado a Gusen coincidió con otro paisano, Benedicto Folla Arias quien corrió su misma suerte. Nacido en 1914 en Freixido de Arriba falleció en Gusen en 1942. A Benedicto el estallido de la Guerra Civil le pilló segando en Castilla y León con su hermano, por lo que pudo ser reclutado junto con el llamado grupo campesino.
Hacia el final de la guerra pasó a Francia donde se desconocen sus pasos, aunque es probable que estuviera en algún campo de internamiento francés. Lo que sí es cierto es que llegó a Mauthausen un 25 de enero de 1941 en un convoy desde Trier con el número de deportado D-4635.

También allí halló la parca a Tiberio Fernández Lorenzo, natural del pueblo veigués de Corzos, aunque él falleció en 1941. Mismo año y lugar en el que falleció el trivés Jesús Fernández Rodríguez quien nació en mayo de 1919 en la parroquia de Catarós. Murió en Gusen en noviembre de 1941.
Toda esta información es la recogida por Jonatan Anta como colaborador en el blog ourensedeportados.blogspot.com donde también señala que la familia de Benedicto ha sido quien ha buscado los pasos dados por su tío abuelo. «Un paisano seu de Lugo que coincidira durante a época de adestramento militar recoñeceuno no campo de concentración. (…) como anticipando o seu final tivo o xesto de bondade e amizade de regalarlle o seu reloxo ao seu compañeiro, para que o utilizase en beneficio propio, xa fose para un trueque ou para gañarse unha cama mellor ou un anaco de pan», rescata en este blog. Jonatan destaca la necesidad de que los concellos de Valdeorras hagan un homenaje a todas estas personas que perecieron en los campos de concentración.
«Sí que hay algún concello interesado en realizar un tributo a sus vecinos deportados, pero con la pandemia todo quedó en punto muerto. Sería interesante que se les reconociera», ha explicado Jonatan. Las razones por las que llegaron a estos campos de concentración Jonatan las tiene claras. «Fueron huidos de la Guerra Civil, excombatientes seguramente por la zona de los Pirineos, exceptuando a Isaías Galán quien ya había emigrado a Francia», destacó. Además de a los citados, Anta ha identificado a varios más.
Entre ellos, Vicente Amancio González, natural de A Rúa quien falleció en Dachau en 1943, un año antes que Isaías Galán Rodríguez, de Fornelos do Bolo quien sufrió la suerte de miles de republicanos españoles. Falleció en el campo de Buchenwald en 1944.

Los supervivientes
Pero la historia no siempre tuvo este final. De entre los nueve valdeorreses capturados en campos de concentración nazi, algunos lograron sobrevivir, escapar del horror e incluso protagonizar una preciosa historia de amor.
Es el caso de Albino González González nacido en 1915 en San Miguel de Mones. Tal y como ya lo narró el escritor Manuel Rivas, el vecino de Petín combatió en el Ejército de la República, herido de gravedad en Irún se recuperó en Valencia, donde conoció a María Gómez cuando ella tenía 16 años.

Tras volver al combate, pasó a Francia donde acabó en el campo de Argeles antes de alistarse en el ejército francés para luchar contra los nazis, quienes finalmente le capturaron. Albino fue llevado al infierno de Mauthausen identificado bajo el número 4049 pero sobrevivió. Cuando el campo fue liberado el 5 de mayo de 1945, día en que ingresó el Ejército de los Estados Unidos, era uno de los líderes clandestinos de la resistencia en ese infierno, tenía 30 años y pesaba 36 kilos.
Finalmente, Albino pudo encontrarse con María y fundar una familia en A Rúa. Porque Albino no se olvidó de ella en medio del horror, e incluso tras ser liberado volvió a Francia donde le escribió. Su hijo, Xesús González publicó las misivas bajo el nombre de Cartas a la novia, una más de tantas historias que tejen la Historia.