
El conselleiro de Medio Rural de la Xunta de Galicia, José González, regresaba a Valdeorras para reunirse con los alcaldes de los tres municipios afectados por las llamas del incendio de Riodolas —Carballeda de Valdeorras— que, según adelantó, está cerca de darse por extinguido tras calcinar más de 10.000 hectáreas.
González se trasladó a la Casa Grande de Viloira acompañado por el delegado territorial de la Xunta en Ourense, Gabriel Alén. En el lugar también se dieron cita el alcalde de O Barco, Alfredo García, la alcaldesa de Carballeda, María del Carmen González y el alcalde de Rubiá, Elías Rodríguez. Durante el encuentro, el conselleiro informó de las diferentes líneas de ayuda que la Xunta de Galicia pondrá en marcha desde mañana mismo, cuando se publiquen en el Diario Oficial de Galicia.
Además, como aseguraba antes de la reunión, se buscarán las alternativas para avanzar en la gestión del territorio. «Lo fundamental es eliminar la carga de combustible derivada del abandono del rural, que tenemos que revertir con instrumentos recogidos en la Ley de Recuperación agraria».
Por otro lado, se anunció la presencia en Valdeorras durante la próxima semana de un equipo del Centro de Investigación Forestal del Lourizan. «Son los mayores expertos en el estudio de la afectación del suelo». Estos profesionales se encargarán de tomar las medidas a corto y medio plazo necesarias para recuperar el potencial forestal del entorno. «Hay que evitar la erosión y las escorrentias. Pediremos a los alcaldes que nos trasladen las zonas con más problemas».
Por su parte, los alcaldes apoyaron la necesidad de poner en valor el territorio alrededor de las aldeas. «Si seguimos con que cada quien es dueño de su parcela y que sino quiere hacer nada con ella, la tiene abandonada, no vamos a ningún sitio.», aseguraba Alfredo García. «Este incendio puso de manifiesto que una franja de 50 metros, no hace nada».
También Elías Rodríguez y María del Carmen González apoyaban esta necesidad. «Hemos llevado una buena lección. El incendio dio cara a lo que llevamos tiempo temiendo. No se tienen en cuenta las tierras que nos dejaron y surge el egoísmo de no querer que nadie la toque», explicaba González.
«El futuro se plantea con una colaboración total de todas las administraciones y vecinos», sentenciaba el alcalde Rubiá.