
La pasión por las motos no entiende de bajas temperaturas ni de retos geográficos. Este fin de semana, la estación de Fonte da Cova en Carballeda de Valdeorras se convierte en el epicentro de una de las concentraciones moteras más singulares de España: la Motoxeada. Con sus 1.800 metros de altitud y su inconfundible frío invernal, este evento se ha consolidado como una cita ineludible para los amantes de las dos ruedas.

Todo comenzó hace nueve años, cuando un grupo de amigos moteros de Valdeorras decidió que su tierra era perfecta para crear una concentración diferente. La primera edición tuvo lugar en A Veiga, pero pronto se trasladó a Carballeda, concretamente a Fonte da Cova, buscando no solo mejores infraestructuras, sino también añadir un «poco de picante» al evento, según explica Andrés Candal, presidente del colectivo motero Balas Rasas y principal organizador.
«Nos gusta el frío, nos gusta la altura. Somos la concentración invernal más alta de España y posiblemente de Europa», comenta Candal, con el orgullo de quien sabe que Motoxeada no es para cualquiera, sino para quienes disfrutan de los desafíos.
Más que motos: paisajes, gastronomía y convivencia
Motoxeada no se limita a ser un encuentro de moteros. Su esencia está en la convivencia. Participantes de toda España, Portugal, y hasta algún intrépido francés o alemán, comparten rutas, paisajes, y lo mejor de la gastronomía local. Desde bocadillos de frebas de lomo y calles, hasta el icónico porco ó espeto, el menú es tan variado como los paisajes que los moteros recorren durante el fin de semana.
Entre las actividades destacadas este año están las rutas por los paisajes de Petín y Sobradelo, juegos, charlas de viajeros y, cómo no, las fiestas nocturnas que caldean el ambiente tras las gélidas jornadas.
Con solo 200 plazas disponibles, este evento mantiene una escala reducida para garantizar una experiencia cercana y acogedora. Las inscripciones para esta edición se agotaron hace semanas, reflejo del éxito de esta pequeña gran cita que prefiere la calidad a la cantidad.
«Queremos que la gente se sienta como en casa. No buscamos masificar, sino conservar la esencia de un encuentro especial», añade Candal. Y esa filosofía se percibe en cada detalle, desde el trato a los participantes hasta el agradecimiento sincero a los patrocinadores locales que hacen posible el evento.
Un cierre emotivo
El domingo, la concentración concluye con una emotiva ruta hasta Casaio, donde los vecinos comparten la riqueza cultural de la zona con los asistentes. Es el broche perfecto para un evento que no solo celebra la pasión por las motos, sino también el valor de la comunidad y el trabajo en equipo.
Con el rugido de los motores y la calidez de las personas, Motoxeada sigue creciendo sin perder su identidad. Carballeda de Valdeorras, una vez más, demuestra que el invierno no es un obstáculo, sino un aliado para vivir aventuras inolvidables.
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