
Tobi es uno de esos "abuelitos" que, por suerte, tuvo una buena vida. Creció junto a su dueño en un pueblo de Valdeorras hasta que hace unos días, falleció de cáncer. El amor de uno por el otro era tan grande que decidió no acudir al hospital en sus últimos días para que su perro no se quedara solo.
Cuando su dueño murió, Tobi no quiso separarse de él. Esperó hasta que llegarán los médicos a certificar la muerte y él mismo les llevó hasta donde estaba. Tampoco después quiso irse. Tanto es así, que los primeros días los pasó durmiendo en el cementerio.
El dueño de Tobi había encargado a un familiar que se hiciera cargo de él, pero eso no ha sido posible. Esta persona ya tiene dos perros y uno de ellos no acepta a Tobi. Por ello decidieron dar aviso a la protectora Peludines Callejeros de Valdeorras, que acudió en su búsqueda.
Ahora Tobi se encuentra en una casa de acogida, la de Pilar, miembro de la protectora. Ella perdió a su gran amigo Trosky el pasado sábado, y como explica, se están curando las heridas juntos. Pero no es un hogar definitivo, ya que a Tobi le vendría mejor una casa con unas características similares a las que tenía, donde pueda estar "libre".
Tobi tiene 9 años y está perfecto de salud. A pesar de la edad, no le falta vitalidad. Se entrega castrado y con todas las vacunas puestas.
Si quieres darle una nueva oportunidad a este gran amigo, no dudes en ponerte en contacto con Peludines Callejeros de Valdeorras.