Aún resuena en nuestra cabeza la imagen del tren histórico llegando a Sobradelo desde Toral de los Vados en la tarde del sábado. Una jornada inolvidable trajo consigo a 300 personas vestidas de época, celebrando un emotivo hermanamiento entre ambas localidades, unidas por la historia común del ferrocarril.
Este domingo, el espíritu ferroviario volvió a cobrar vida, pero esta vez en Toral de los Vados. Llegamos justo a tiempo para disfrutar de la tradicional ronda de vermú ferroviario, entre charangas y alegría. Las calles estaban llenas de música gracias a la animada "Brisas del Sil", mientras el tren de calle recorría el pueblo, contagiando entusiasmo a grandes y pequeños.

Uno de los momentos más mágicos fue la visita al vagón histórico convertido en biblioteca. Este antiguo coche restaurante, ahora reimaginado como espacio cultural, alberga libros temáticos y es un rincón ideal para despertar el amor por la lectura entre los niños. Muy cerca, en lo que fue un antiguo almacén de Renfe, se encuentra la biblioteca principal, abierta a todas las familias.

La sesión vermú estuvo amenizada por el grupo musical Los Exquisitos, que ofrecieron un repertorio vibrante y lleno de energía, marcando el ritmo de una jornada festiva y entrañable.

No podía faltar el sabor de la tradición: la famosa olla ferroviaria. Este plato emblemático, cocinado como lo hacían antaño los maquinistas con el calor del vapor, fue degustado por 250 personas. Un viaje gastronómico al corazón del ferrocarril que puso el broche de oro a una experiencia única.

La despedida, con la música de la charanga "Brisas del Sil", fue el cierre perfecto para un fin de semana que volvió a demostrar que el tren no solo une destinos, sino también corazones y memorias.

¡Ah! Y también hubo tiempo para la conversación y la pasión ferroviaria. Charlamos sobre trenes y sobre Toral en Tren con Lara Ares y David Álvarez, del Ayuntamiento de Toral de los Vados, y con Carlos Abellán, presidente de la sección española de la Asociación Europea de Ferroviarios y de la Asociación Compostelana de Amigos del Ferrocarril. Pero esa charla dio para mucho más… y es una historia que merece contarse aparte, porque —como se suele decir— eso ya es harina de otro costal.