viernes. 19.04.2024

Fuiste un grande

Me ha costado sentarme a escribir, lo evitaba, lo confieso, pero tenía que hacerlo por mí y por ti, por nuestra amistad. Jose Puente, fuiste un grande. Y no solo lo fuiste sobre un tatami, fuiste un grande, durante muchos años, enseñándonos. Incluso a los que veníamos de fuera en una época de esplendor y buscábamos el arropo único que sólo se encuentra cuando se está en casa. Hicimos historia entre esas cuatro paredes y una mal puesta columna, de la que ni con la excusa del saco lográbamos incorporar al entrenamiento. Estorbaba y punto.

Veníamos de lejos y siempre estabas ahí, junto a Nicolás. Éramos niños de Jose y Nico, éramos niños del River Stone. En una época de tecnificación, en la que el guión nos exigió, os exigió, la especialización, los kateros de Nico nos colábamos en tus clases de kumite para aprender a golpear y sacar el punto, ese que necesitábamos para ganar el combate o aprobar el examen de Primer o Segundo Dan.

Escuchar tu voz de coach en combate, hacía espantar los miedos a puñetazos, apretar el protector bucal entre los dientes y marcar el punto antes de que el contrario pudiese reaccionar. A todos nos enseñaste el arte de la anticipación, pero también a valorar la paciencia y el estudio del rival, un karate inteligente, pausado, que partía de la concentración y la confianza en uno mismo. Algo que nunca se consigue, doy fe, si no se pertenece a una gran familia de la que crecen competidores sanos y seguros de sí mismos.

Eras reservado y bueno. Fanfarrón por fuera, pero sólo para provocar la risa, la buena sintonía. Por dentro, toda una vida dedicada al reto a uno mismo. Siempre presente el pundonor, aspirar más alto si cabe, superarse cada día. El karategui siempre empapado de entreno, sonrisa, siempre en la boca. Así es el recuerdo que muchos de nosotros tenemos de ti. Y así es como conseguiremos recordarte siempre.

Más que merecido, ese homenaje que te brindaban en la pasada gala autonómica del karate celebrada en As Pontes. Porque el karate tiene una deuda muy grande contigo, por los más de 30 años de arbitrajes, por los taitantos como seleccionador, como entrenador, como sensei. Y por la dedicación en particular al karate valdeorrés, fuimos unos privilegiados porque tuvimos la suerte de pelear en el mismo tatami y aprender de ti.

Raquel Cruz

Fuiste un grande