Una ostra en tempura con vinagreta de algas, una vieira cevichada con caviar de cítricos, codorniz en escabeche con faba loba, tataki de vaca sobre pan de algas… Y, para terminar, fresas maceradas con granizado de queso de cabra y caramelo de sésamo negro. Así arranca uno de los menús más sorprendentes de la Primavera de Puertas Abiertas de la Ruta del Vino de Valdeorras, diseñado para acompañar —y potenciar— una selección de vinos que no sigue los caminos habituales.
El próximo sábado 10 de mayo, el restaurante Calzada acogerá una cata maridaje única, guiada por la enóloga Cecilia Fernández, en la que los protagonistas serán los vinos espumosos y los tostados de Valdeorras. «Queríamos romper con lo clásico», explica Cecilia. «Normalmente la gente asocia los espumosos al inicio de una comida o al postre, y los tostados casi exclusivamente al momento dulce, pero no tiene por qué ser así. Estos vinos tienen vida propia, y maridan con muchísimas propuestas gastronómicas de forma sorprendente».
La experiencia, que comenzará a mediodía, no está pensada solo para expertos. Muy al contrario, está dirigida a todo aquel que quiera dejarse sorprender. «Es una cata para disfrutones», sonríe Cecilia. «No hace falta saber de vino para apreciarlo. Solo hay que venir con ganas de probar, de descubrir, de dejarse llevar».
Cada vino ha sido cuidadosamente seleccionado para dialogar con los platos creados por Oliver, cocinero responsable del menú. «Ha sido facilísimo trabajar con él», comenta la enóloga. «Es una persona muy creativa, muy abierta a romper esquemas. Nos entendemos muy bien, y su cocina encaja perfectamente con el tipo de cata que queríamos ofrecer: algo rompedor, diferente, que despierte emociones».
Más allá del maridaje, la cata será también una oportunidad para conocer mejor la riqueza vitivinícola de Valdeorras. «Nuestros godellos tienen una elegancia especial, nuestras mencías frescura y fruta, las garnachas tensión y vivacidad. Y los tostados y espumosos que vamos a probar tienen una frescura, una acidez y una complejidad que sorprenden», destaca Cecilia. Vinos que, lejos de encasillarse, buscan nuevos territorios sensoriales.
La cata está planteada como una experiencia completa, donde los sabores salados, dulces y ácidos se entrelazarán en el paladar de los asistentes. «La idea es que la gente disfrute de una explosión de sensaciones: las notas yodadas de los mariscos, los matices dulces del postre, la frescura de los espumosos, la estructura de los tostados… Todo pensado para crear una confluencia que te haga vibrar», resume la enóloga.
Cecilia Fernández invita a todos a acercarse sin prejuicios: «Aunque creas que un estilo de vino no es para ti, cuando lo pruebas con la comida adecuada puedes llevarte una gran sorpresa. Esta cata va precisamente de eso: de abrir nuevas puertas al disfrute».
Las reservas se pueden realizar directamente en el restaurante A Calzada. Y quienes se animen a asistir podrán comprobar que, en Valdeorras, el vino no solo se bebe: también se siente.
