Vilamartín de Valdeorras volvió a demostrar este domingo que la solidaridad puede mover montañas… e incluso ayudar a repoblarlas. Cerca de mil participantes se dieron cita en la Carrera de las Ciudades contra el Cáncer de Páncreas, una prueba que en esta edición tuvo un doble objetivo: recaudar fondos para la investigación —el 10% de lo obtenido se destina directamente a ese fin— y contribuir a la recuperación de los montes arrasados por los incendios del pasado agosto.
El alcalde de Vilamartín, Enrique Álvarez, fue el encargado de dar la salida tanto a la carrera como a la andaina. Antes de iniciar la prueba, recordó que con cada inscripción se entregaba una pequeña bolsa con semillas para que los participantes puedan plantarlas en las zonas quemadas, una iniciativa simbólica pero cargada de futuro.
Un recorrido para no olvidar lo ocurrido
El trazado llevó a los corredores por algunos de los enclaves más castigados por el fuego, como Arnado, Valencia do Sil o Penouta, un recorrido que sirvió de homenaje al monte herido y de recordatorio del enorme impacto ecológico sufrido este verano.
Tras cruzar la meta, todos pudieron reponer fuerzas con una gran paella en el pabellón municipal de O Bañadoiro, un cierre festivo a una jornada marcada por la emoción, la solidaridad y la esperanza.
Eva Iglesias: «Estamos falando de mil persoas… ou máis»
Una de las organizadoras, Eva Iglesias, valoró así la participación en declaraciones a este medio: «Ben, casi rozando aí aos mil estamos. Houbo moita xente que non se inscribiu, senón que veu facer un donativo (…) Por eso que estaríamos falando de mil persoas, eu creo que máis. Estamos moi contentas e moi agradecidas».
A pesar del mal tiempo, Iglesias destacó la enorme respuesta de la comarca: «Sorprendeunos que hoxe, que o tempo non acompaña, pois está habendo unha participación moi alta. As saídas estaban cheas, a xente animada».
La organización quiso también que esta edición fuese un gesto hacia los montes dañados por el fuego: «Este ano é unha dobre causa (…) cada participante leva unha semillinha que pode plantar (…) esperamos que iso axude a revivir os montes e repoblar eses árboles que se perderon tristemente en agosto».
Visiblemente emocionada, Iglesias subrayó la fidelidad de muchas familias que participan desde la primera edición: «Tes medo de que a xente se canse (…) pero hai familias que levan desde a número un. (…) Gracias por crer nisto, por apoiar. Un grao de cada un fai un graneiro».
Y quiso expresar, a nivel personal, lo que significa esta carrera: «Para min, significa contribuír a que outras familias non teñan que pasar por unha situación tan dura. Isto é algo de todos: medios, voluntarios, empresas, administración. O que facemos agora terá repercusión e espero que dentro duns anos o cancro de páncreas xa non teña o pronóstico tan malo que ten hoxe. E todos faremos parte diso».
En la zona de O Bañadoiro desde donde salieron las pruebas contó con un puesto de merchandaising para recaudar fondos y también se aceptaron donativos. Todo por esta causa solidaria.
Francisco Silva: «Un honor estar aquí hoy»
La prueba contó, un año más, con la colaboración de Iberdrola, cuyo delegado en Galicia, Francisco Silva, destacó la importancia de la cita: «Para nosotros es un honor estar aquí patrocinando un evento tan importante, con tantísima gente, incluso con un día de lluvia, que al final es parte de nuestra identidad. Es un acto solidario fundamental por la lucha contra una enfermedad tan grave, pero también por el papel que tiene este año en apoyar a Valdeorras tras los incendios».
Silva recordó las consecuencias que está trayendo el fuego este otoño: «Los incendios causan muchos problemas: arrastre de tierras, cenizas, restos de árboles… Ha sido una desgracia para toda la comarca».
Aun así, quiso dejar un mensaje optimista: «Los montes están heridos, pero no muertos. Se van a recuperar seguro».
Una comarca unida por la solidaridad
La Carrera de las Ciudades volvió a situar a Vilamartín al nivel de grandes urbes como Madrid o Valencia en participación y recaudación, demostrando que la fuerza de una comunidad pequeña puede ser inmensa cuando existe un objetivo común.
Solidaridad, memoria, investigación, naturaleza y esperanza se encontraron hoy en las calles y montes de Valdeorras. Una jornada que deja huella… y que, con cada semilla plantada, también deja futuro.
