Los codos de Larouco, la Vía Nova y el puente Bibei forman un conjunto patrimonial que invita a explorar la historia y la naturaleza de este rincón de la Galicia interior. Este tramo de la carretera OU-536 no solo conecta lugares físicos, sino también épocas y culturas, ofreciendo al visitante una experiencia única de inmersión en el pasado. El serpenteante trazado, representan uno de los paisajes más emblemáticos de la región. Este entramado de curvas, que parece retar tanto a la geografía como a la ingeniería, no solo ofrece unas vistas espectaculares, sino que también conecta con una de las obras más notables de la ingeniería romana en España: el puente Bibei.
Recorrer los codos de Larouco es un deleite para los amantes de la naturaleza y los historiadores, quienes encuentran en cada curva una postal distinta del paisaje gallego. Estos giros eran fundamentales para sortear la abrupta orografía del terreno, garantizando el acceso a regiones más bajas y facilitando el transporte de personas y mercancías en tiempos antiguos. Desde alguno de sus tramos se avistan algunos castro, uno de ellos es el de O Castrillón.
Es un yacimiento prerromano ubicado en una cresta rocosa de difícil acceso que destaca por sus sistemas defensivos: cuatro fosos de 4 metros de ancho y profundidad, junto a un quinto foso más amplio que rodea la parte accesible. Estas trincheras protegían al poblado de la caballería. Además, en el lugar se han identificado parapetos y petroglifos. José Fernández, quien publicó un trabajo en el que hablaba sobre los yacimientos ubicados en el Concello de Larouco, señala que este castro ofrece valiosa información sobre asentamientos prerromanos, un patrimonio escaso en Valdeorras.
El Puente Romano del Bibei: una obra maestra de Trajano que sigue en uso
En Ourense, sobre las aguas encajonadas del río Bibei, se alza uno de los puentes romanos mejor conservados de Hispania: el Puente del Bibei, una joya de la ingeniería antigua que data de la época del emperador Trajano (114-119 d.C.). Declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional, este puente ha sobrevivido a siglos de historia, manteniendo su función como infraestructura útil y su lugar como símbolo de la maestría técnica romana.
Con 75 metros de longitud y 7 metros de anchura, el Puente del Bibei destaca por la precisión de su diseño. Su estructura está formada por tres arcos: un arco central monumental de 20 metros de luz y dos arcos laterales más pequeños, de 6,40 y 10,30 metros, respectivamente. La proporción y armonía entre ellos son un testimonio de la habilidad de los ingenieros romanos, quienes lograron integrar los elementos de manera equilibrada a pesar de las diferencias de tamaño.
El puente se eleva 22,5 metros desde su arco central hasta el lecho del río, permitiendo desaguar incluso las crecidas más intensas del Bibei. Está construido con granito apardazado y cantería rústica dispuesta en "soga y tizón" en sus pilares y arcos. La técnica opus quadratum fue utilizada en las dovelas y en la cantería de los tímpanos, con piedras cuidadosamente trabajadas para asentarse sin argamasa ni mortero, demostrando una excelencia técnica que ha permitido su durabilidad.
Los pilares cuentan con tajamares triangulares coronados por sombreretes piramidales, diseñados para romper la fuerza del agua y proteger la estructura. La rasante horizontal del puente añade un nivel de sofisticación al diseño, integrándose perfectamente en el paisaje.
Un vínculo con la Vía Nova
El Puente del Bibei formaba parte de la Vía XVIII del Itinerario de Antonino, también conocida como la Vía Nova, que conectaba las ciudades romanas de Bracara Augusta (Braga) y Asturica Augusta (Astorga). En sus inmediaciones se encuentran restos visibles de esta antigua calzada, que atestiguan la importancia estratégica de la región.
Cerca del puente se han hallado importantes inscripciones, como un miliario de Perico y Domiciano del año 80 d.C. y una piedra honorífica dedicada al emperador Trajano. Ambos elementos, colocados en plintos prismáticos, son recordatorios tangibles del legado romano en Galicia.
Aunque fue construido en la época de Trajano, el puente experimentó reformas significativas a finales del siglo XIX y principios del XX, adaptándose a las necesidades modernas. Desde entonces, ha soportado el tráfico de diversas rutas, desde la carretera N-120 hasta la actual OU-636, que conecta A Pobra de Trives con Larouco.
A pesar de estas intervenciones, el Puente del Bibei conserva su esencia original. Su permanencia como una infraestructura activa ha sido clave para su excelente estado de conservación, situándolo como un referente dentro del patrimonio romano en la península ibérica.
Visitar el Puente del Bibei es adentrarse en la historia de Galicia. Su ubicación, rodeada de paisajes montañosos y el río que fluye bajo sus arcos, ofrece una experiencia única para quienes aprecian la combinación de ingeniería antigua y naturaleza.
Desde sus marcas de cantería hasta las inscripciones romanas, cada detalle del puente cuenta una historia que conecta el pasado con el presente. No es solo una estructura, es un testimonio de la capacidad humana para construir obras que desafían al tiempo y al entorno.
El Puente del Bibei sigue siendo un paso esencial en las rutas de la región, pero también es un lugar para detenerse, admirar y reflexionar sobre el ingenio de quienes lo construyeron hace casi dos mil años. Una visita imprescindible para los amantes de la historia, la arquitectura y los paisajes gallegos.
