En mayo se despedirá del bastón de mando municipal después de 20 años como regidor aunque aspira a seguir en política ya sea como senador o en otro puesto
Cumplió su palabra, ni un día más ni un día menos. El alcalde de Petín, Miguel Bautista Carballo, no repite como candidato a la alcaldía en las próximas elecciones de mayo, después de 20 años al frente del bastón municipal. Tomó su decisión hace tiempo. Entiende que la institución municipal necesita «aire nuevo». No obstante, su intención es seguir en política. De hecho, aspira a senador, después de ser postulado por los socialistas de Valdeorras como candidato, elección que depende del PSOE provincial.
Y posibilidades tiene. Atesora una larga trayectoria en el partido socialista, ostentando en la actualidad la responsabilidad de Emigración, además de ser miembro de la ejecutiva gallega. «La experiencia a veces vale y otras, no. Una parte del partido me verá bien y la otra, no lo sé. Estoy orgulloso de que mis compañeros de Valdeorras me postulen, cuenten conmigo y con eso me vale» , valora muy satisfecho.
Miguel Bautista Carballo ha sido un buen alcalde, considera buena parte de los vecinos de Petín, entre otras cosas porque ha sabido gestionar y conseguir un sinfín de obras aún cuando las administraciones superiores tuviesen diferentes colores políticos. «La política es un arte de negociar, es pelea y negociación. No es sentarse en el sillón y esperar a que traigan las obras», explica.
Después de dos décadas de trabajo al frente de la Alcaldía de Petín, hacer un balance de todo lo que ha aportado «es difícil de detallar», pero sí tiene claro que «traté de hacer cosas en todo el municipio. Intenté que los pueblos no se murieran. Hubo otras que no se consiguieron, tampoco le di gusto a todo el mundo porque no soy Dios», indica. En el empeño por revitalizar la vida en el rural cita, por ejemplo, Freixido, donde se hizo una casa del pueblo, al igual que en Carballal, A Portela, Portomourisco y, próximamente, en Sampaio. El objetivo ha sido que, al menos, cada localidad tenga un lugar en el que «aprovechar la vecindad, favorecer la unión, las relaciones sociales y, al mismo tiempo, la participación en la vida municipal».
Son muchas las obras ejecutadas en estas dos décadas, de modo que la más importante es «el conjunto de ellas». Eso sí, Miguel Bautista Carballo tiene clavada una «espinita» de un proyecto que no se ha podido materializar, la dotación de una residencia para personas mayores en Petín. «No soy partidario de las residencias que no estén en el núcleo, sino de las que permitan a los vecinos válidos salir y seguir haciendo vida en su localidad. Teníamos un pequeño proyecto en la zona del Poblado pero no hubo ni apoyo público ni privado y no puedo prosperar».
Miguel Bautista ha sido uno de los primeros en proclamar la necesidad de unificar ayuntamientos ya sea a través de una fórmula administrativa u otra. Su municipio cuenta con dos localidades, mitad de Petín, mitad de Larouco, concretamente Portela y Freixido . Pertenecen a dos ayuntamientos y dos partidos judiciales, una dualidad que estima no tiene sentido. «Lo tengo muy claro, en el futuro va a haber fusiones», pronostica haciendo así alusión al papel de la administración electrónica en los ayuntamientos.
«Con la administración electrónica hará falta personal cualificado. Y un ayuntamiento pequeño no podrá mantenerlo. Si no se produce una fusión, habrá un órgano superior que ayude, pero será preciso un cambio porque tenemos más ayuntamientos que China», detalla. Cree que esto no tiene por qué suponer la pérdida de identidad de un ayuntamiento, porque «Petín no va a desaparecer».
Si hubiera que hacer un breve retrato de Miguel Bautista, podría decirse que es un petinés con alma venezolana. Tiene la doble nacionalidad y el corazón dividido entre ambas tierras. «Si hubiera otra vida anterior diría que nací y viví en Venezuela. Me considero petinés, petinés y también venezolano», confiesa . Su mujer y su hija son del citado país. Por supuesto, lee la prensa venezolana todos los días. Bautista residió allí durante varios años hasta 1990, fecha en la que regresó a Petín. Precisamente por el amor que siente hacia Venezuela nunca más volvió. «Tengo una Venezuela tan idealizada y sé que si voy se me cae el alma a los pies», esgrime. Conoce a fondo la realidad y por ello argumenta: «Soy partidario de la democracia. Maduro es dictadura pura y dura. Tampoco estoy a favor de la intervención militar americana. Tendrá que haber una solución pacífica. Es una pena…» .
Recientemente, como responsable de Emigración del PSOE, visitó otros países como Buenos Aires —Argentina— y Montevideo —Uruguay—. Quién sabe, tal vez ahora, viaje a Venezuela.
Redacción: Susana Prieto