
La Semana Santa ya ha comenzado en O Barco, y lo ha hecho con fuerza. El Viernes de Dolores marcó el inicio de un programa cargado de simbolismo, tradición y una apuesta clara por la participación. El pregón de este sábado, a cargo de Mari Carmen Gago, y la presencia de 36 mujeres portando una imagen procesional reflejan una edición marcada por la implicación colectiva y el impulso renovador de la parroquia.
La celebración arrancó con el septenario en honor a la Virgen de los Dolores, una devoción muy arraigada en O Barco, y con la misa cantada por el Orfeón Valdeorrés, que ofreció además un breve concierto con piezas propias de la Semana Santa. Actos que, como destaca el párroco Jesús Álvarez, «quieren marcar el pórtico» de una semana especial.
El compromiso femenino cobra protagonismo este año, con 36 mujeres encargadas de portar una de las imágenes. «El año pasado hicimos el ensayo con 18 y este año hemos duplicado. Si tuviéramos más varales, seríamos más», asegura Álvarez, quien defiende una parroquia activa, abierta y viva: «A mí me mandaron al Barco a hacer lío, y he procurado que la parroquia sea un lugar de encuentro para todos».
Este impulso renovador también se ha traducido en la restauración de varias imágenes. Este año se ha trabajado en San Juan y en el Cristo de los Ferroviarios, y hace dos años se policromó el Cristo de la Paz. La intención del párroco es reunir estas figuras —junto a la Virgen de la Consolación y un crucificado— en un calvario que se ubicará en la iglesia de Santa Rita cuando pasen los días de Semana Santa.
La implicación de los vecinos también se ha hecho notar en las labores de preparación. Más de 20 personas participaron en la limpieza de metales y elementos procesionales, y ya se proyecta un taller de recuperación de tejidos litúrgicos con vistas a una exposición el próximo año. «Es un testimonio del tiempo y de la vida de la comunidad», afirma Álvarez.
El Domingo de Ramos será otra de las jornadas destacadas. Participarán más niños que nunca en los pasos infantiles y, si la lluvia lo permite, se escuchará en las calles la mejor banda de Ponferrada, con 65 músicos. En caso de mal tiempo, las celebraciones se adaptarán: «Tenemos la suerte de contar con una iglesia grande. Lo importante es celebrar».
También está previsto el tradicional Vía Crucis por la sierra y se conmemora el 400 aniversario del Vía Crucis del Santuario de las Ermitas. Este año no se celebrará la representación de la Pasión en Rubiá por motivos personales del actor principal, aunque se espera retomar en 2026.
En cuanto a la procesión de la Soledad, prevista para el Viernes Santo, podría sufrir modificaciones debido a las obras en las calles de la zona del Castro. «Lo importante es que salgan las procesiones, pero sin poner en riesgo a nadie», advierte el párroco, que tomará una decisión en los próximos días.
En definitiva, una Semana Santa que crece, se renueva y se abre a todos, con la fe y la comunidad como pilares, y con un mensaje claro: «Valdeorras también existe».
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