Sabores, historias y encuentros en la gran cita del botelo
«Siempre digo que no me voy a poner nerviosa, pero unos días antes, ahí están los mismos nervios de siempre», confiesa Paqui García Marcos mientras ultima los detalles para el gran día. Ella, que lleva más de una década elaborando el botelo que se consume en la Festa do Botelo, ya tiene preparados los 900 kilos de producto que hoy alimentarán a 1.500 personas en el pabellón de Calabagueiros. Ella es una de las tantas personas que dan vida a la Festa do Botelo. Una fiesta que no deja de crecer y que es mucho más que una cita gastronómica.
Este año, como novedad, el Orfeón Valdeorrés inauguró la celebración una semana antes con un concierto que marcó el inicio de esta XXIII edición. Por primera vez, su actuación se adelantó al pregón y la comida, ofreciendo un preludio musical a los días grandes de la fiesta.
El sábado siempre ha sido el eje de esta tradición, una jornada marcada por el pregón, la comida popular y los homenajes. Pero la fiesta no siempre fue tan multitudinaria. Cuando se celebró por primera vez, en 2001, apenas se vendieron 400 entradas. Al año siguiente, subieron a 500. Hoy, con 1.150 entradas agotadas en apenas una hora, el crecimiento del evento es un reflejo de la acogida e implicación de toda la comarca.
David Amor, actor y humorista gallego, será el encargado de abrir la jornada con un pregón que promete arrancar sonrisas. «Representar un producto al que se le tiene tanto cariño es una responsabilidad, pero sobre todo un placer», aseguraba en los días previos. Tras el pregón, Amor pasará de las palabras a los hechos, sentándose a disfrutar del botelo junto al resto de comensales. «Es mi primera vez en el pabellón, y ya sé que será inolvidable», bromea.
Pero si hay un momento que despertará las emociones, es el homenaje a Virginia Gómez Truncado, la hostelera que ha hecho del bar Bambú un lugar icónico de O Barco durante más de 40 años. Virginia, de 78 años, no oculta su sorpresa por este reconocimiento: «Cuando me lo dijeron, no me lo creía. ¿Por qué yo?»
Es posible que muchos sepan la respuesta, simplemente, por hacer las cosas bien. Su bar, conocido por ser un refugio tanto para trasnochadores como para madrugadores, ha sido testigo de generaciones que han hecho del Bambú una parada obligatoria. «Es un sitio que se recomienda por el boca a boca, y yo siempre he intentado que la gente se sintiera como en casa», explica en una entrevista en su casa.
El domingo, el concierto de Budiño pondrá el cierre a esta XXIII edición de la Festa do Botelo. Su último trabajo, Branca Vela, promete llenar el Teatro Lauro Olmo con un trabajo que vuelve a sus raíces gallegas.
Como comentaba Margarida Pizcueta, concelleira de Cultura el día de la presentación de esta fiesta, «la Festa do Botelo es nuestra manera de celebrar lo que somos y de compartirlo con los demás». Una celebración que, desde su declaración como Fiesta de Interés Turístico de Galicia en 2014, no ha dejado de consolidarse como uno de los eventos más queridos de Valdeorras.
Sin duda, como dice Virginia, «esta fiesta no es solo sobre el botelo; es sobre la gente que la vive». Una verdad que, al final del día, se saborea en cada plato y se canta en cada canción.