Romper y probar: la Navidad que propone Godeval
La Navidad invita a descorchar botellas, pero también a detenerse y mirar con algo más de perspectiva. En Godeval, una de las bodegas de referencia de Valdeorras, el vino no se concibe solo como un acompañamiento festivo, sino como el resultado de una manera de pensar y de adaptarse. Al frente está Araceli Fernández, directora de la bodega con sede en Xagoaza, con una visión serena y una lectura muy afinada del momento que vive el sector.
De cara a estas fechas, su propuesta es sencilla y, a la vez, poco habitual: romper inercias. «Que la gente se quite el prejuicio de que los tintos son para la carne y los blancos para el pescado», plantea. No como provocación, sino como invitación a jugar, a comparar y a descubrir.
Araceli propone empezar por lo básico. Un cordero asado sencillo, hecho solo con agua, sal y vino, o un buen chuletón pueden sorprender acompañados de un vino blanco. Eso sí, con una condición clara: evitar carnes de caza o platos muy especiados, porque «matan el vino». La clave está en la sencillez y en dejar espacio a que el vino se exprese.
También hay combinaciones menos habituales que funcionan especialmente bien en estas fechas. Un salmón con salsa de yogur y mostaza encuentra un aliado natural en algunas referencias de Godeval, igual que platos con curry, donde el contraste abre un juego de matices interesante. La recomendación es clara: poner varias botellas sobre la mesa, probar con el mismo plato y comprobar cómo cambia la experiencia. «Que hagan el juego. Se sorprenderán», asegura.
Esa forma abierta de entender el vino conecta con una reflexión más amplia sobre el consumo actual. Araceli Fernández habla de un sector en pleno punto de inflexión. El vino tinto pierde peso, el blanco gana protagonismo y la sociedad demanda vinos con menos graduación alcohólica. «La sociedad está cambiando y tenemos que adaptarnos todos», resume con claridad.
Esa capacidad de lectura se refleja en la evolución de Godeval en los últimos años. La bodega ha reforzado de manera clara su presencia en el mercado nacional, una apuesta que su directora considera estratégica. «El mejor embajador es la sociedad donde nacemos: primero la valdeorresa, luego la gallega y después el resto de España», explica. Consolidar la marca en casa ha sido una decisión consciente, no una salida coyuntural.
Al mismo tiempo, la exportación se ha diversificado. Estados Unidos sigue formando parte del mapa, aunque condicionado por el contexto político y arancelario. Canadá, con un sistema monopólico, continúa siendo un mercado estable. A ello se suman países europeos, varios destinos en Latinoamérica y los primeros pasos en Asia, como Tailandia. «Cuanto más diversificas, más llegas a diferentes lugares», apunta Fernández, con una lógica empresarial que busca equilibrio en un escenario cambiante.
La directora de Godeval no elude la complejidad del momento actual. Habla de políticas que influyen directamente en el sector, de hábitos que ya no son los de hace una década y de la necesidad de pensar a medio y largo plazo. Por ahora, la bodega mantiene sus mismas referencias, aunque la reflexión sobre el futuro está presente. Sin prisas y sin anuncios innecesarios.
Quizá por eso su forma de recomendar vino en Navidad encaja tan bien con su manera de dirigir la bodega. No impone ni dicta normas. Invita a probar. Incluso a equivocarse. «Prueba y error», resume.
Una manera de entender el vino —y la empresa— que explica por qué Godeval sigue avanzando y por qué la voz de Araceli Fernández resulta especialmente interesante en un tiempo de cambios.
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