
Patricia López: «No se debe aislar a las personas con alzheimer»

El alzheimer es una de las enfermedades de este siglo más duras tanto para los que la sufren como para los familiares. Cuando se desencadena, es «muy complicada, pero siempre hay que afrontarla», expone Patricia López, gerente del Centro de Día O Salgueiral. Es más, considera que «no se debe aislar ni esconder a las personas con alzheimer».
El primer paso, indica, es acudir al especialista para que prescriba las pautas médicas y de cuidados. En este último apartado, Patricia López valora que los cuidados especiales, como los que brinda el Centro de Día O Salgueiral, son fundamentales para la persona enferma y un desahogo para el cuidador, sobre el que recae todo el peso de la enfermedad.
«Cuidar a una persona con alzheimer es muy difícil. El cuidador necesita el soporte de su familia, amigos e instituciones. Sobrellevar esta enfermedad en solitario es complicado”, indica. De ahí la importancia de recabar el apoyo de cuidadores especialistas en la materia.
«Una persona con alzheimer necesita una atención de 24 horas. Si el cuidador quiere compatibilizar la atención del enfermo con la vida personal hay que buscar ayuda», aclara.
El Centro de Día O Salgueiral desarrolla actividades para mantener las capacidades que los enfermos de alzheimer todavía conservan. «Sabemos que no se va a curar pero sí se le va a hacer más fácil el día a día», esgrime. Al mismo tiempo, la comunicación con ellos es fundamental.
Patricia López aclara que no hay dos casos iguales pero que, en términos generales, los síntomas del alzheimer comienzan con los olvidos. Otro indicativo es la repetición, repetir una misma historia de forma sucesiva. También suele haber alucinaciones. Además, las personas que lo sufren no se reconocen en los espejos. Otra señal es la desorientación y no reconocer a personas que conocían de toda la vida.
Patricia López dice que el alzheimer le toca la fibra tanto a nivel personal como profesional. Tiene una gran sensibilidad sobre esta enfermedad. Recomienda no alterar la conducta de la persona enferma, mantener siempre la calma y propiciar un clima de tranquilidad . «No se les puede regañar, ni discutir, nunca. No hay que llevarles la contraria, porque no se va a cambiar su parecer. Sólo se les va a poner nerviosos», matiza.
Es muy importante aceptar el comportamiento de la persona que tiene alzheimer como una realidad que hay que atender, tanto sus cambios de personalidad como de conducta. «Es su realidad que tenemos que convertir en nuestra», concluye.
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