
Evitar las salidas en las horas centrales del día, proporcionar agua fresca y nunca meter al animal mojado en casa. Son las principales recomendaciones de Paco Herrero, veterinario de la Clínica Veterinaria del Sil en O Barco de Valdeorras, para proteger a las mascotas del calor extremo que azota estos días la comarca.
«Los perros no sudan, como hacemos nosotros. Su sistema de refrigeración se basa en el jadeo y en la red arterial que tienen en las orejas. Por eso sufren más con el calor», explica Herrero. La clave, asegura, es aplicar el sentido común: «Nada de ejercicio en las horas de máxima insolación. Deben salir a primera hora de la mañana y por la noche, como nosotros. Y refrescarlos por zonas clave: el pecho, el vientre, las patas, la barbilla y un poco las orejas, pero sin que les entre agua».
Cuidado con el agua… y con el suelo
En contra de ciertos bulos que circulan en internet, Herrero afirma que no hay problema en mojar a los perros cuando hace mucho calor, siempre que luego se les seque bien. «El problema es meter al perro mojado en casa. Puede parecer una tontería, pero sobre todo en razas grandes, como el pastor alemán o el mastín, eso puede derivar en problemas articulares, como inflamaciones o artritis. Yo lo viví con mi propia perra», relata.
También es importante tener en cuenta la temperatura del suelo. «El asfalto puede quemar las almohadillas, igual que a nosotros si andamos descalzos. Si se da el caso, agua fría y alguna pomada para quemaduras. Pero normalmente, el perro no es tonto: si nota que quema, se va. Nosotros a veces somos más cabezones», bromea el veterinario.
Más allá de las quemaduras, el mayor peligro en estas fechas es el golpe de calor. «Se produce cuando la temperatura es muy alta y el animal hace ejercicio. También puede darse en perros mayores, incluso sin ejercicio, igual que en las personas», explica. Uno de los casos recientes que ha atendido fue el de un perro anciano de caza que intentó más de lo que podía: «Llegó jadeando, con 41 grados de temperatura, y hubo que ponerle suero intravenoso, mojarlo y tener paciencia y suerte».
Según Herrero, un golpe de calor puede desencadenar una coagulación intravascular diseminada, un problema grave que hace que la sangre se espese y coagule en exceso. Por eso insiste en repetir las medidas básicas: «Evitar salir en las horas de más calor, agua siempre disponible, refrescar al animal… y que no entre mojado en casa. Simple y claro».
Los gatos, más listos
En el caso de los gatos, la preocupación es menor. «En 33 años, no he visto un golpe de calor en gatos. Son animales autónomos e independientes. Si tienen calor, se meten debajo de un coche, en un arbusto o debajo de la cama. No hacen la pelota a los dueños como los perros, por eso se salvan», bromea Herrero.
Es normal que en estos días coman menos. «No hay que forzar. Igual que a nosotros no nos apetece un churrasco con 41 grados, ellos también pierden el apetito. Pero mientras estén sanos, no hay problema».
El veterinario también lanza una advertencia sobre los paseos nocturnos: «A esas horas salen todos los perros y puede haber conflictos. Así que cuidado con eso también». Y concluye con un mensaje tranquilizador: «La mayoría de la gente ya actúa con sentido común. Pero no está de más recordar que nuestras mascotas también sufren el calor y hay que cuidarlas».