Iñaki Zubizarreta, exjugador de baloncesto, no necesitó elevar la voz ni recurrir a dramatismos. Solo le bastó con contar su historia. La suya, en primera persona, sin adornos. Y eso fue suficiente para que los alumnos de Valdeorras, sentados este miércoles por la mañana en el Teatro Lauro Olmo de O Barco, guardaran silencio.
El exjugador de baloncesto ofreció dos charlas dirigidas a escolares de distintos centros educativos de la comarca: una a las 10.00 horas y otra a las 12.00. En ambas habló de lo que significa sufrir acoso, pero también de la importancia de mirar más allá de las apariencias. «Yo con doce años ya medía metro ochenta y dos», recordó. «Pero nadie me contempló como el niño que era».
Mostró una fotografía de su infancia, rodeado de compañeros de equipo, todos de su misma edad. Y preguntó a los asistentes: «¿Sabéis cuál soy? El que parece el entrenador». Aquel físico, dijo, fue lo único que muchos vieron. «Todos pensaban que yo era…», narró, y dejó la frase en el aire. Cuando un adulto intentó completarla años después, se atrevió a decir lo que todos pensaban pero nadie verbalizaba: «Que eras subnormal».
Zubizarreta no esquiva esa palabra, porque formó parte de su realidad durante años. Lo que sí rechaza es la mirada simplista que reduce a una persona a su apariencia. «El problema no eran mis capacidades. El problema es que nadie fue capaz de ver más allá de mi cuerpo», insistió ante los jóvenes.
Durante su intervención les explicó que muchas veces el acoso comienza como una broma, pero hay una línea muy clara: «Cuando hay uno solo no se ríe, deja de ser una broma». También alertó sobre el papel de las redes sociales y los móviles como herramientas de violencia. «Después de la pandemia, el acoso ha aumentado más de un 500%», afirmó. «Y lo peor es que en muchos casos sigue sin verse».
Este encuentro con los escolares formó parte de los XXII Encontros Familia-Escola que organiza la asociación Vagalume Valdeorras. Por la tarde, Zubizarreta compartió su testimonio con el público adulto en la conferencia «Rompiendo la ley del silencio», también en el Teatro Lauro Olmo. Un acto reservado exclusivamente para mayores de edad, donde profundizó en las consecuencias del acoso escolar y en la responsabilidad colectiva para combatirlo.
