viernes. 30.05.2025

«Ser empáticos está bien, pero hay que poner límites»: Iría Fernández alerta sobre el trauma vicario

El trauma vicario son las secuelas que quedan tras ver, leer o escuchar un acontecimiento traumático de otra persona. Nace de nuestra capacidad de empatizar y conectar emocionalmente con el dolor ajeno
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Ser empáticos está bien, pero hay que poner límites”: Iría Fernández alerta sobre el trauma vicario

Un accidente en plena autopista, luces azules intermitentes, sonidos de sirenas y el caos en el rostro de los presentes. Aunque no estemos directamente involucrados, muchas veces basta con ver o escuchar este tipo de situaciones para que algo dentro de nosotros cambie, dejando una marca que no se desvanece con facilidad. Este fenómeno, conocido como trauma vicario, fue el tema de nuestra última charla con Iría Fernández, psicóloga del centro de Psicología Resiliencia, quien advierte que este tipo de trauma puede afectar a cualquiera, especialmente en el mundo hiperconectado de hoy.

«El trauma vicario son las secuelas que quedan tras ver, leer o escuchar un acontecimiento traumático de otra persona. Nace de nuestra capacidad de empatizar y conectar emocionalmente con el dolor ajeno», explica Fernández. Este tipo de trauma afecta especialmente a profesionales de la salud, periodistas, bomberos o miembros de la policía, pero también puede presentarse en personas comunes que, simplemente, son testigos indirectos de estos sucesos.

Fernández subraya que en la era digital, el riesgo de experimentar trauma vicario es aún mayor, ya que los medios de comunicación, pero sobre todo las redes sociales, nos exponen continuamente a imágenes impactantes. «Es más fácil que nos paralicen esas imágenes que se cuelan en nuestros dispositivos porque las estamos viendo de manera personal, casi como si formáramos parte de ellas», explica.

Sin embargo, también advierte sobre un fenómeno curioso en torno a las noticias de la televisión: «Nos estamos insensibilizando. Escuchamos sobre una guerra o un desastre natural mientras seguimos con nuestro día, como si fuera parte de nuestra rutina, y solo ciertas noticias que conectan con nuestra situación personal logran impactarnos».

El trauma vicario se manifiesta de manera similar a un trauma directo, con síntomas que van desde la aparición de miedos hasta las imágenes intrusivas y las pesadillas. Fernández comenta que una persona puede comenzar a temer realizar actividades cotidianas. «Si alguien escucha la historia de un accidente de tráfico, puede desarrollar miedo a conducir, aunque antes no tuviera ese problema», detalla. En casos graves, el trauma vicario puede llegar a ser incapacitante, impidiendo a la persona realizar tareas normales.

Para quienes se ven afectados, la prevención es fundamental. La psicóloga aconseja aprender a poner límites: «Ser empáticos está bien, pero debemos aprender a no asumir el dolor ajeno como propio», afirma. Además, menciona la importancia de las estrategias de autocuidado, como establecer límites sobre la exposición a imágenes violentas o eventos traumáticos, especialmente en el trabajo y en la vida personal. «No siempre es necesario escuchar cada detalle; respetar nuestros propios límites emocionales es clave para prevenir el trauma vicario».

Si bien la empatía es un valor esencial, Fernández insiste en que esta debe ser gestionada adecuadamente para no afectar nuestra estabilidad emocional. A medida que las redes sociales, los compañeros, los amigos o la familia, nos rodean de situaciones o imágenes de tragedia, el mensaje de Fernández es claro: cuidarse a uno mismo no significa ser indiferente, sino proteger nuestra salud mental para poder ayudar a otros desde un lugar seguro y equilibrado.

Puedes escuchar la entrevista completa aquí

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