La concepción modernista del templo que acoge a Santa Rita en O Barco
Una iglesia diáfana, la construcción de la plaza y la casa parroquial, entre otras dependencias, se construyeron por iniciativa de don Baldomero García Fernández, «un cura con ideas diferentes a las clásicas»
La concepción modernista del templo que acoge a Santa Rita en O Barco.
Don Baldomero García Fernández llegó a O Barco como párroco, iniciando las obras del complejo parroquial de Santa Rita. «Toda una actuación que contemplaba la iglesia, una casa parroquial, la plaza, cáritas y alguna dependencia más destinada a fines benéficos. Todo eso antes eran huertas», explicaba Aurelio Blanco Trincado, presidente del Instituto de Estudios Valdeorreses —institución que, precisamente, nació de la mano de este párroco «moderno»—.
En los años 60, concretamente en 1966, se inician las obras del templo. «Él venía con ideas modernas, era un hombre visionario, y se llevó muchas críticas. La gente critica los cambios y en estos asuntos, más todavía». Según contaba Aurelio Blanco, «este párroco luego se secularizó y se hizo periodista, ahí se demuestra su concepción moderna de las cosas».
Diez son los años que la construcción del templo estuvo paralizada «por falta de presupuesto, pero no se dejaron de hacer actividades, como un festival de poesía o diferentes exposiciones». Fue en 1981 cuando don Baldomero García se fue, y llegó en su lugar don Gonzalo Fernández Losada, «quien terminó la obra del complejo de Santa Rita».
Espacio destacado para valorizar la vidriera de la iglesia, elaborada por Carlos Muñoz de Pablos, considerado mejor vidriero español contemporáneo. «Es algo que le aporta una luz especial al templo, y que lo convierte en un espacio más abierto y diáfano si cabe».
Este segundo cura «era chapado a la antigua, tenía fama de duro, había dado clase en As Ermitas, pero terminó la iglesia concebida por don Baldomero y en el año en el que llegó procesionó por primera vez la nueva imagen de la Santa». Habla Aurelio Blanco también de que «el proyecto original se respetó y se mantuvo hasta la actualidad, casi sin cambiar nada, exceptuando las rampas de acceso y el techo».
Un templo que hoy en día continúa sirviendo como «casa» de la patrona de los imposibles y de todos aquellos devotos que, como cada 22 de mayo, se acercarán a la iglesia para bendecir sus rosas.