
El incendio forestal que arrasó el municipio de Manzaneda la pasada semana ha dejado una huella devastadora. Su alcalde, Amable Fernández, asegura que «del 70% para arriba» de la superficie municipal se ha visto afectada por las llamas. Aunque el fuego está ya extinguido, persiste la preocupación por los carballos y castaños huecos que podrían reavivar focos hasta que lleguen las lluvias.
Fernández subraya que el golpe más duro lo han recibido los ganaderos: «Lo que más me preocupa son los ganaderos y ganaderas, porque son quienes se han visto más afectados. La estación de montaña también ha sufrido un duro golpe, pero entre comillas es más fácil de subsanar que lo de los agricultores». En la zona existen unas 40 explotaciones de bovino, ovino y caprino, muchas de ellas arrasadas.
El regidor describe un panorama desolador: «La carretera que va de Manzaneda a Vilariño de Conso, todo el margen derecho hasta la sierra, ha ardido entero. Solo se salvaron dos pequeños espacios en San Miguel y Bidueira. En cambio, se han perdido castaños en Borruga y San Paio, que son una de nuestras grandes fortalezas».
La recuperación será lenta. «Esto no se recupera de un día para otro. Los ganaderos ya trabajan con márgenes muy pequeños y ahora tendrán que esperar meses a que el suelo vuelva a dar vida para que los animales puedan pastar», explica el alcalde. El Concello espera la llegada inminente de camiones con ayuda, aunque Fernández advierte de que la solución no puede limitarse a las compensaciones económicas: «Las ayudas tienen que venir sí o sí, pero lo importante es cómo hacemos para que, cuando vuelva a pasar, tenga los menores efectos posibles. Si no, dentro de cinco o seis años estaremos en la misma situación».
El alcalde insiste en que la prevención debe basarse en el refuerzo de la ganadería: «Aquí la mejor prevención es que haya ganado, y para eso los agricultores tienen que trabajar a gusto, con facilidades y apoyo. Cuanto menos ganado hay, los incendios son más fuertes. Antes la carga ganadera gestionaba el monte, ahora cada vez menos, y el resultado está a la vista».
Fernández reclama además que se dé voz a la experiencia de quienes llevan toda la vida en la montaña: «Manejar esto lo hace mejor una persona de 60 u 80 años que vive aquí desde siempre que un técnico con matrícula de honor en la Universidad de Santiago. Te lo garantizo».
El alcalde concluye con un mensaje claro a las instituciones: «Hay que escuchar a la gente que lleva aquí toda la vida, que conoce el monte mejor que nadie. Si no cambiamos de verdad, los ganaderos acabarán haciendo las maletas y marchándose».
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