jueves. 28.03.2024
Antonio muestra un  cuadro de las antiguas instalaciones de Talletes Meleiro
Antonio muestra un cuadro de las antiguas instalaciones de Talletes Meleiro

Hay empresas que son parte de la historia de un lugar. Siempre las hemos visto y son las que denominados “míticas” de un lugar. En realidad han sido impulsores de la zona, llevando empleo e innovación a las comarcas.

Este es el caso de Talleres Meleiro, especializados en maquinaria de diverso tipo y que, con una mente clara recuerda Antonio Melo.

Retrato de Antonio Melo Pisón, veterinario y fundador de Talleres Meleiro
Retrato de Antonio Melo Pisón, veterinario y fundador de Talleres Meleiro

Fue su padre, Santiago Melo Pisón, el impulsor de la empresa. Santiago Melo llego desde A Mezquita como veterinario. Se asentó en Valdeorras donde tuvo cinco hijos, por lo que tantas bocas para comer, decidió diversificar su negocio. “Era un espíritu muy intrépido”, destaca su hijo Antonio Melo.

Antonio Melo, detras una foto de su esposa
Antonio Melo, detrás una foto de su esposa

Agrícolas

Viendo, en su trabajo, a los agricultores y ganaderos, pensó en abrir un taller para los agrícolas. “Montó un taller para hacer herraduras”, destaca Melo quien advierte que pronto comenzaron a trabajar con las rejas de arados. Hacían miles de rejas de cubo para el arado romano”, advierte.

Buscando una financiación para ampliar el negocio, Antonio se asoció con Ambrosio Lameiro y unieron sus apellidos en un nombre que pronto cumplirá el centenario: Meleiro. “Trajeron dos máquinas; una para cortar hierro y el primer martillo compresor de la provincia de Ourense, que venía desde Bélgica”, narra Antonio Melo. “Ya hacían carretillas, cuchillos…la evolución natural”, puntualiza.

Antonio muestra un  cuadro de las antiguas instalaciones de Talletes Meleiro
Antonio muestra un cuadro de las antiguas instalaciones de Talletes Meleiro

Precisamente ese martillo compresor cuenta parte de la historia de la empresa ya que pronto se quedó corto y llegaron a tener tres: uno de 50 kilos de maza y dos de 80. “Hacíamos muchas rejas para arado romano, y sobre todo para El Bierzo tenían que ser más grandes”, explica.

Ante la ampliación del negocio, la empresa se ‘mudó’ en los años 40 cerca de Caleras de Valdeorras, en  O Barco, donde crearon dos naves. “En ese año, mi padre pensó en sus tres hijos varones y las dos mujeres”, afirma Antonio.

Recuerda con una mente privilegiada Antonio, cómo en 1941 su padre pensó en montar una sirena, “nadie tenía reloj pero así sabían a qué hora se empezaba el trabajo y a qué hora se acaba”, detalla; una sirena que todavía suena. “Ahora con el covid estamos en un ‘impass’”, asevera.

El ferrocarril

Talleres Meleiro ha ido evolucionando con Valdeorras, pasando de la agricultura a trabajar con el ferrocarril. “Mi hermano Francisco, Paco Melo, se hizo con la dirección administrativa. Mientras que yo, cuando acabé mis estudios de Perito Industrial, me puse al frente de los talleres”, explica. Y como todo queda en familia, hablando con su primo, que era director de Construcción en la Diputación de León, hicieron un estudio para incluir las vías dentro de los talleres. “Había en Valdeorras propietarios de vagones y nos animaron porque así veían cómo se reparaban”, asegura.

Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril (2)
Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril (2)

Toda una novedad en la comarca y en la península. “yo me propuse dirigir aquel trabajo”, un proyecto laborioso que les llevo dos años. “Aquí se transformaban vagones en cisterna que transportaban 21.000 litros, se reparaban, otros que eran cerrados, pasaban a ser de X…”, recuerda con claridad Antonio Melo.

Para ello adquirieron nuevos terrenos donde se construyó una nave de mayor tamaño, con las vías y una curvadora. Pero no se olvidaron de su parte agrícola y es que en Talleres Meleiro todo queda en familia, cada uno haciendo especialista en su parte. Así se incorpora su hermano Santiago al negocio, al acabar sus estudios de perito agrícola y ponerse al frente de esa sección.

Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril
Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril

La especialización

Parte del éxito de esta empresa ha sido precisamente la especialización de sus componentes. Y es que mientras sus hijos se iban incorporando al negocio, Antonio Melo continuaba con su trabajo de veterinario y así llegó a una empresa minera de Ponferrada, donde el carbón que se extraía de la mina se transportaba en mulas. “Unas mulas mal calzadas, como mi padre le dijo al responsable. Esa empresa era, nada más y menos, que la Minero Siderúrgica de Ponferrada. “Así empezamos a hacerles nosotros las herraduras, porque teníamos unos estupendos herreros de Rubiá”, rememora.

Pero la relación fue bidireccional, ya que la citada empresa berciana surtía a los valdeorreses de carbón, “y nos hacía falta mucho porque hacíamos hasta llantas forjada para los carros. En tiempos de escasez de carbón nosotros siempre teníamos”.

Con todo esto, talleres Meleiro llega a los años 60. “El país comenzó a avanzar y aquí llegaban vagones de Bilbao, Barcelona, Valladolid, Ponferrada…”, destaca.

Años 90

Hasta los años 90 esta empresa trabajó en este sector, pero como en todo, han sabido adaptarse a los tiempos. Y es que ellos son, por ejemplo, parte importante en la construcción del puente entre Sobradelo y Pumares. “Había que hacer unas cerchas y para ello compramos una curvadora, pero era lenta. Así que fuimos a Italia a ver una curvadora que compramos y era una preciosidad cómo trabajaba”, recuerda el empresario quien habla con absoluta dedicación de su empresa, recordando grados, pesos, litros…de cada máquina y producto. “Nunca nos falló nada”, explica.

Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril (3)
Parte trasera de Talleres Meleiro al lado de la estación de ferrocaril (3)

Las curvaturas son una de las especialidades de la empresa, llegando a trabajar en los curvados para tejados de la Terminal 4 para el Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid.

Con 95 años, Antonio Melo ha estado ‘toda una vida’ dedicado a su empresa valdeorresa, siendo historia viva de la comarca e impulsando, con una labor callada y minuciosa, la vida de Valdeorras.Y es que él también fue presidente del Casino de O Barco, "bajo mi presidencia construimos el edificio del Casino, el barco de O Barco", destaca este hombre que ha sabido dar una vida para su pasión.

Vídeos de la conversación mantenida con Antonio Melo Fernández:

Talleres Meleiro: de herraduras de caballo al aeropuerto de Madrid