
Los pequeños municipios rurales de Ourense no solo son conocidos por su tranquilidad y belleza natural, sino también por la notable longevidad de sus habitantes. En lugares como A Rúa, A Veiga y Viana do Bolo, el número de personas que superan los 100 años ha crecido significativamente en los últimos años. Entre 2014 y 2022, el número de centenarios ha aumentado de forma constante, consolidándose a la provincia como un referente en envejecimiento saludable.
Los datos publicados por Instituto Nacional de Estadística referentes al 1 de enero de 2022 revelan que en A Rúa, el número de centenarios ha pasado de 3 en 2014 a 7 en 2022, lo que representa un aumento del 133%. A Veiga ha experimentado un crecimiento aún más notable, pasando de no tener ningún centenario en 2014 a registrador 6 en 2022. Viana do Bolo, por su parte, ha mantenido un número estable de 8 personas centenarias durante los últimos dos años, el doble de las registradas en 2014. Incluso O Barco de Valdeorras ha visto crecer su población centenaria, pasando de 4 en 2014 a 6 en 2021, aunque con una ligera reducción a 5 en 2022.
El estilo de vida en estos municipios está en sintonía con la naturaleza. Vivir en un entorno rural les permite respirar aire puro y disfrutar de una alimentación basada en productos locales y frescos. A menudo, los centenarios siguen cultivando sus propios alimentos, una práctica que no solo les proporciona una dieta rica en nutrientes, sino que también los mantiene consistentemente activos.
Además, el ritmo de vida en estos pueblos es más relajado y libre de las presiones de las grandes ciudades. Las personas mayores participan en la vida comunitaria, caminando todos los días, cuidando de sus huertos y ayudando en tareas familiares, lo que reduce el riesgo de enfermedades relacionadas con el estrés.
Un fenómeno digno de estudio
La longevidad en los municipios de Ourense no es solo una cuestión de genes o de hábitos alimentarios, sino que está profundamente influenciada por el entorno social en el que viven. Los habitantes de estos pueblos han construido un fuerte sentido de comunidad, donde el apoyo mutuo y las relaciones humanas son parte esencial del día a día. Estas conexiones sociales no solo alargan la vida, sino que la llenan de sentido.
En un momento en el que cada vez más personas buscan cómo mejorar su calidad de vida y ampliar su esperanza de vida, los pequeños pueblos de la comarca de Valdeorras parecen haber encontrado la fórmula perfecta: una vida sencilla, en contacto con la naturaleza, rodeada de familia y amigos, y libres de las tensiones urbanas. Un testimonio viviente de que la longevidad no solo se mide en años, sino en cómo se vive cada uno de ellos.