viernes. 24.10.2025

Las lluvias agravan los daños de los incendios y dejan sin agua potable a varias localidades de Valdeorras

O Barco, Vilamartín y A Rúa registran incidencias en sus captaciones tras las últimas lluvias, que han arrastrado la ceniza de los montes calcinados y enturbiado el agua en varios núcleos
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Las lluvias agravan los daños de los incendios y dejan sin agua potable a varias localidades de Valdeorras

Las lluvias de los últimos días han puesto en evidencia las graves consecuencias del incendio que este verano arrasó más de 30.000 hectáreas en Valdeorras. La ceniza acumulada en los montes calcinados ha sido arrastrada por el agua, que noha encontrado freno, afectando a captaciones y depósitos municipales en varios concellos de la comarca. Los problemas más graves se registran en O Barco, Vilamartín y A Rúa, donde se han adoptado medidas de urgencia para garantizar el abastecimiento.

En O Barco de Valdeorras, el alcalde Aurentino Alonso confirmó que las zonas más afectadas se concentran en la parte norte del municipio: Xagoaza, Veigamuíños, Tremiñá, Forcadela, Outarelo y Vilanova. «Os regatos de Mariñán e Forcadela baixan negros polo arrastre da cinza», explicó.

Ante esta situación, el Concello ha recomendado no utilizar el agua para el consumo humano y ha solicitado al Consorcio de Aguas una revisión de los depósitos, analíticas sanitarias y la instalación de fuentes provisionales en dos puntos de O Barco: la Avenida de Portugal y la zona de A Cerámica, desde donde los vecinos podrán abastecerse. Además, Protección Civil colaborará para facilitar el acceso al agua a las personas con dificultades de movilidad.

La situación es aún más compleja en Vilamartín de Valdeorras, donde el agua del grifo sale «prácticamente negra» en el núcleo principal y en aldeas como San Miguel, Arcos y Portela. Así lo señaló la teniente de alcalde Sherezade Núñez, que advierte de los efectos en la vida diaria. No solo no se puede consumir: «Non se pode usar para nada. Afecta ás lavadoras, aos quentadores, aos electrodomésticos… é durísimo».

El Concello lleva semanas trabajando en proyectos para recuperar el suministro, pero reconoce que no puede afrontar el problema solo. «Estamos desbordados —asegura Núñez— e pedimos axuda ás administracións supramunicipais, porque se trata dun servizo básico».

Además del agua turbia, Vilamartín teme posibles desbordamientos por el arrastre de troncos, ceniza y tierra de los montes quemados. Según Núñez, los restos del incendio podrían taponar puentes o cauces y provocar nuevos daños si persisten las lluvias intensas en un cooncello que ha perdido el 100 por cien de su masa forestal. Por ello, el Concello mantiene contacto con la Confederación Hidrográfica, que ha iniciado limpiezas en el cauce del Leira.

También en A Rúa se han producido incidencias. La alcaldesa María González Albert informó de problemas en Santo Estevo, donde fue necesario cerrar la entrada de agua al depósito tras detectarse una capa de setenta centímetros de ceniza y lodo en la captación. Los trabajos de limpieza continúan y el suministro permanece interrumpido. «É un primeiro aviso do que vai vir», advirtió la regidora.

Las lluvias han confirmado lo que los alcaldes de Valdeorras temían: que el fuego no se apaga del todo cuando desaparecen las llamas. Ahora, cada tormenta amenaza con crear nuevos problemas, en una comarca que sigue pagando las consecuencias del incendio más devastador de su historia reciente.
 

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