La A-76, entre romper el aislamiento y atender lo urgente

Para algunos, es fundamental para romper el aislamiento de Valdeorras y conectar la comarca con grandes núcleos. Para otros, es un ejemplo de cómo las grandes promesas a largo plazo pueden desviar recursos de las necesidades más inmediatas

Luis Menor, presidente de la Diputación de Ourense, ha vuelto a exigir hace unos días la construcción de la autovía A-76, una infraestructura proyectada para conectar Ponferrada con Ourense y que lleva años sobre la mesa. Es la misma reivindicación que desde hace años piden empresarios, asociaciones y grupos políticos, que defienden esta infraestructura como imprescindible para el desarrollo del noroeste de España.

A pesar de ser una promesa repetida durante casi dos décadas, la autovía sigue sin avanzar. Su paralización ha alimentado un debate profundo: ¿es realmente la A-76 la prioridad que necesita Valdeorras, o su construcción está desviando recursos de otras inversiones más urgentes, como la mejora de las carreteras locales o la conexión interna entre las provincias gallegas?

Un proyecto largamente esperado, pero sin avances

La A-76 nació como una respuesta a una necesidad histórica. Ya en los años 90, empresarios y agentes sociales de Valdeorras y El Bierzo pedían la modernización de la carretera N-120, una vía esencial, pero deficiente y peligrosa. Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando esta propuesta quedó reflejada en papel. La autovía fue incluida en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Transporte (PEIT) 2005-2020, presentado por el Ministerio de Fomento, como un eje clave para conectar Galicia con Castilla y León.

En 2007, se redactó el primer estudio informativo, y el proyecto parecía encaminado. Pero la crisis económica de 2008 frenó la inversión en infraestructuras, dejando la A-76 en un limbo. Aunque en 2015 se anunció su reactivación, los avances han sido mínimos. A día de hoy, el tramo Villamartín de la Abadía-Requejo, en la comarca de El Bierzo, es el único con posibilidades reales de licitación en 2025, mientras que la conexión entre Valdeorras y Ourense sigue sin fechas concretas.

La A-76 ha sido defendida por diferentes sectores como una infraestructura clave para el desarrollo económico y social. SEOPAN, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras, argumenta que su construcción reduciría los tiempos de viaje, mejoraría la seguridad vial y fomentaría el transporte eficiente de mercancías, especialmente en sectores estratégicos como el de la pizarra, donde Valdeorras lidera a nivel mundial.

Por su parte, la Asociación Empresarial de Valdeorras (AEVA) ha señalado repetidamente que la falta de avances está ahogando el desarrollo de la comarca, calificando el abandono de la N-120 y la paralización de la A-76, como una muestra de falta de compromiso con Valdeorras. Además, el Partido Popular de Ourense ha insistido en que el proyecto debe ser prioritario para el Gobierno central, mientras que colectivos empresariales como la Cámara de Comercio de León también han destacado su impacto positivo en la conexión interregional.

¿Madrid o Galicia? La conexión que divide

Uno de los aspectos más debatidos es la finalidad estratégica de la A-76. Al conectar con la A-6 en Ponferrada, facilitaría un acceso más directo desde Galicia hacia Madrid. Esto beneficia a las rutas de transporte de largo recorrido, optimizando los tiempos de viaje y consolidando a la capital como nodo logístico clave. Sin embargo, este enfoque ha generado críticas dentro de Galicia, donde muchos consideran que se está priorizando la conexión con Castilla y León en detrimento de la mejora de las infraestructuras internas.

La conexión entre Valdeorras y Ourense, por ejemplo, sigue siendo deficiente. Realizar cualquier gestión en la capital provincial implica largas horas de viaje por una N-120 deteriorada, con tramos peligrosos y falta de mantenimiento. Además, las conexiones internas entre las localidades de la comarca no han recibido inversiones significativas, lo que dificulta la movilidad y el desarrollo económico de la comarca.

La inversión en carreteras en la comarca ha sido limitada en los últimos años. Entre las actuaciones más destacadas están los estudios para mejorar la carretera OU-533, financiados por la Xunta de Galicia, y proyectos puntuales de seguridad vial en tramos de vías autonómicas. Sin embargo, no hay cifras significativas de inversión en la N-120, la principal arteria de la comarca, ni en otras infraestructuras viarias o ferroviarias que podrían haber mejorado la movilidad.

Esta falta de atención a las necesidades locales ha generado una percepción de abandono entre los habitantes y empresarios de Valdeorras, que siguen esperando soluciones para problemas de movilidad que afectan su día a día.

¿Es la A-76 prioritaria?

El elevado coste de la A-76, estimado en más de 1.300 millones de euros, y las dificultades de su trazado en zonas como la Ribeira Sacra han alimentado dudas sobre su viabilidad. Además, el largo tiempo necesario para su construcción contrasta con la urgencia por resolver problemas más inmediatos, como el estado de la N-120 o la mejora de las conexiones ferroviarias.

Para algunos, la A-76 es fundamental para romper el aislamiento de Valdeorras y conectar la comarca con grandes núcleos. Para otros, es un ejemplo de cómo las grandes promesas a largo plazo pueden desviar recursos de las necesidades más inmediatas.

La A-76, como proyecto estratégico, tiene potencial para transformar las conexiones del noroeste peninsular. Pero su paralización y la falta de inversiones en infraestructuras básicas han dejado a la comarca en una situación de aislamiento que frena su desarrollo.

Por todo esto algunos ya plantean este dilema ¿Debe seguir acaparando recursos una infraestructura que lleva décadas paralizada, o es momento de apostar por mejoras inmediatas que impacten directamente en la vida de los habitantes?