
Era una tranquila mañana en el cruce de Seadur (Larouco) cuando la rutina de los conductores que circulaban por la OU-533 se vio interrumpida por una inesperada aparición. No, no era un perro, ni siquiera un gato, sino un burro, en pleno cruce, observando con calma el tráfico mientras los conductores, perplejos, se preguntaban de dónde habría salido.
Varias llamadas comenzaron a llegar a los servicios de emergencias: «¡Hay un burro en la carretera!» Y, claro, no se referían a un conductor torpe, sino a un adorable y peludo cuadrúpedo que parecía no tener prisa alguna por moverse, a pesar de la lluvia.
Protección Civil se puso en marcha. Lo primero que pensaron era que se trataba de un burro con ganas de libertad que había huido de su casa. Para evitar que volviera a escaparse mientras buscaban al, ellos creían, afligido dueño, lo ataron a una señal de tráfico. Acudieron a Seadur, Freixido y Larouco siempre con la misma pregunta. Pero, tras tocar puerta por puerta, la respuesta fue siempre la misma: «¿Una burra? No, no es mía».
Nadie sabía de quien era el animal
El misterio crecía a cada minuto. Se decidió que lo mejor era que se hiciera cargo el SEPRONA de la Guardia Civil. Pero ante la tardanza de los agentes, la lluvia y el frío, se llevaron al animal caminando hasta una cuadra en la cercana Petín.
Allí comprobaron que era una burra y le dieron comida y cobijo. No encontraron ningún sistema de identificación y aunque en un primer momento pensaron que el dueño o dueña aparecería tarde o temprano... las horas pasaron y nada. 24 horas después, la burra seguía sin ser reclamada.
Ahora, lo que parecía un simple caso de «burra despistada o traviesa» se convirtió en un posible abandono. La alcaldesa ya ha empezado a pensar qué hacer si nadie viene a por ella. La idea de donarla a una granja escuela está sobre la mesa, mientras que la burra, ajena a todo, sigue disfrutando de su estancia temporal.
Mientras el SEPRONA busca al propietario que podría haber cometido una falta grave, en el caso de que hubiese abandonado al animal. Un delito que está castigado con multas que oscilan entre los 501 y los 5.000 euros.