
«Los terrenos son nuestros, unos por propiedad y otros por expropiación». Así de tajante fue Rogelio López, presidente del Grupo Irosa Samaca, que este jueves, 28 de septiembre, compareció en rueda de prensa en la sede del Clúster da Pizarra de Galicia para realizar un relato cronológico de los hechos que han derivado en la actual situación, a la que se enfrentan las empresas que preside. «Tras la manifestación nos sentimos obligados a dar explicaciones». En su opinión, el desahucio es “injusto”, pero confía en encontrar una solución
Rogelio López comenzó recordando que, en el año 1968, con la construcción de la Cooperativa SAMACA, se compraron las primeras fincas en O Trigal, para el almacén de la pizarra, en su mayoría a vecinos del pueblo. Unos siete años más tarde, la que hoy es IROSA empezó comprando otras fincas en el lado sur de la carretera, para construir la primera nave de elaboración de pizarra y, a medida que fue creciendo, siguió comprando los terrenos que necesitaba.
En el año 1977, con anterioridad a que los montes fueran clasificados como de mano común y con el objetivo de seguir creciendo, IROSA, SAMACA, PIZARRAS VIANZOLA Y CAPIMOR llegaron a un acuerdo con los vecinos del pueblo en virtud del cual, a cambio de costearles las obras de abastecimientos de agua para los pueblos de Portela y Trigal, éstos le cedían por tiempo indefinido los terrenos necesarios para las industrias.
López siguió narrando que con el tiempo y el cambio generacional, y teniendo en cuenta que la Ley de Montes no permite arrendar terrenos por más de 11 años, se llegó a un acuerdo con los vecinos para establecer unos contratos de arrendamiento, legalizar la situación y que el pueblo tuviera unos ingresos. En ese contrato, se especificaba, que las fincas particulares, compradas con una anterioridad de 40 o 50 años, quedaban excluidas del arrendamiento. «En ese tiempo estuvimos construyendo nuevas naves».
Un contrato que en el caso de IROSA, SAMACA y TREVINCA, antes VIANZOLA, y hoy propiedad de IROSA, finalizaron los contratos el 1 de enero de 2015. En le renegociación de estas condiciones, en un manuscritos del abogado de la Comunidad de Montes, José Antonio Iglesias, se pide entre otras cosas que todas las fincas particulares pasaran a ser propiedad del pueblo, «lo que implicaba también ceder gratis todo lo construido».
Unos terrenos que incluían 14 edificaciones, entre fábricas, almacenes, oficinas, comedores y talleres. Además, se demandaba establecer un nuevo contrato por cinco años, «a un precio de 4.500 euros por hectárea» y no expropiar los terrenos entre otras cuestiones que desde Grupo Irosa-Samaca no se podían aceptar. «He tenido cientos de negociaciones a lo largo de mi carrera y solo he dejado sin cerrar dos. Una de ellas es esta», se lamenta López.
Fue entonces cuando el presidente de los comuneros y su abogado optaron por solicitar el desahucio en los tribunales, y el grupo de empresas, por su parte, optó por solicitar la expropiación de los terrenos, que la Xunta de Galicia concedió.
En opinión de Rogelio López, además, la Junta de Montes de Portela y Trigal expulsó a comuneros de forma injusta, algo que ha sido reconocido por la Justicia. En concreto, a vecinos que son mayoría y que no están de acuerdo con lo que hace el presidente de la Junta Rectora, “motivo por el que han sido expulsados”.

Pero, además – tal y como señala López- se admitió a otros vecinos que no cumplían las condiciones para ser reconocidos como comuneros, entre ellos al señor Iglesias. Todo ello con el objetivo de mantener la mayoría. «Los litigios entre los vecinos nos están afectando».
Toda esta situación ha derivado en el conflicto actual, con una orden de desahucio sobre la mesa, por tener una sentencia de lanzamiento, a pesar de que el grupo de empresas es propietario del 100% de los terrenos.
Con todo, el presidente de Grupo Irosa-Samaca ha mostrado su voluntad de conseguir que el conflicto se solucione y de negociar para que la actividad industrial y los puestos de trabajo puedan mantenerse. «El precio se puede discutir, pero no entregar todo lo que tenemos allí. He quedado de presentar una propuesta, pero primero queremos saber cómo estamos».