
Chandrexa de Queixa se convirtió este miércoles en punto de encuentro de autoridades autonómicas, provinciales y locales para evaluar sobre el terreno los efectos de los incendios que, desde hace días, arrasan la provincia de Ourense. El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, y el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, llegaron a la localidad acompañados por el presidente de la Diputación de Ourense, Luis Menor, el alcalde de Chandrexa, Francisco Rodríguez, y el regidor de San Xoán de Río, Xosé Miguel Pérez.
La visita comenzó en el puesto de mando avanzado, instalado en la escuela del municipio, donde técnicos y responsables de emergencias ofrecieron datos actualizados de la situación. Posteriormente, la comitiva se desplazó a varias de las zonas más castigadas por el fuego, donde las hectáreas calcinadas dibujan un paisaje desolador.
La provincia mantiene activa la Situación 2 desde hace dos días por la gravedad de los fuegos. Según detalló Rueda, en Ourense trabajan actualmente más de 900 efectivos y 31 medios aéreos. Solo en Chandrexa arden dos grandes incendios que ya han devastado más de 4.500 hectáreas, mientras que el resto se localizan en Maceda, Oímbra, A Mezquita y otro en Larouco. Este último comenzó en la tarde de este miércoles, alrededor de las 19.00 horas, y avanzaba rápidamente debido al viento y a la sequedad de la vegetación, generando preocupación entre los equipos de extinción y vecinnos.
«Agora mesmo preocupan todos, pero os da zona da Mezquita e da zona de Oímbra-Monterrei son os que presentan máis complicacións dentro da complicación xeral que estamos pasando», explicó el presidente gallego, que no dejó de subrayar que las condiciones meteorológicas adversas —altas temperaturas, viento cambiante y tormentas secas— complican de forma notable las labores de extinción.

Rueda insistió en que la prioridad es «apagar os lumes, protexer as vivendas e as vidas» y subrayó que, para lograrlo, es esencial «intensificar a colaboración cos concellos». También apeló a la prudencia ciudadana, recordando que pueden producirse cortes de tráfico para garantizar la seguridad y facilitar el trabajo de los equipos.
El mandatario anunció la evacuación preventiva de alrededor de 25 grandes dependientes de la residencia local, «mentres non haxa total seguridade de que poden volver e de que non habería que facer unha evacuación en situacións moito máis complicadas». Una medida similar se adoptó el día anterior en A Mezquita, trasladando a los residentes a Arnoia.
Feijóo, calificó la situación como «una crisis incendiaria de enorme repercusión» que afecta a seis comunidades autónomas y que, a su juicio, se ve agravada por la falta de coordinación y recursos del Gobierno central. «Cuando se carga toda la responsabilidad, y digo toda, en las comunidades autónomas y en la UME, se complica un poco más», señaló.

El expresidente de la Xunta advirtió de que las previsiones meteorológicas no son alentadoras: no se esperan lluvias y la acumulación de combustible forestal, consecuencia de las lluvias de invierno y primavera, eleva el riesgo. Mencionó la «fórmula 30-30-30» —temperaturas superiores a 30 grados, humedad por debajo del 30% y viento por encima de 30 kilómetros por hora— como prueba de que el escenario es de «extraordinaria complejidad».
En su intervención, también pidió «solicitar ya ayuda en medios aéreos a la Unión Europea» y mostró su solidaridad con las familias de las víctimas mortales y con los heridos registrados en varias comunidades, incluidas personas afectadas en Galicia. Además, alertó de que «el 80% de los incendios son intencionados» y apeló a la colaboración ciudadana para identificar actividades sospechosas en zonas forestales.

«Es muy difícil resistir este esfuerzo titánico de brigadistas, conductores de motobombas y bomberos forestales si hay otros que están prendiendo fuego en los montes», afirmó, subrayando el papel crucial de las comunidades autónomas y la Unidad Militar de Emergencias en la defensa del patrimonio natural.