
Cualquiera que conozca el CEIP Otero Pedrayo de Viloira conoce a Reme Arias, su profesora de música y quien, desde hace años, es la directora del centro. Llena de energía y con una sonrisa permanente en la boca, Arias es el alma viva de este centro volcado en sus alumnos.
Tras la pandemia de 2020, que cambio la vida del mundo entero, Reme Ariasse vio obligada a estar alejada del centro. Una realidad que duró año y medio a causa de la covid persistente, una enfermedad que a día de hoy sigue afectando a dos centenares de ourensanos que ven su cuerpo debilitado tras pasar el coronavirus. “No tenía vida, no podía hacer planes ni trabajar. Era una losa”, así recuerda Reme sus días sufriendo esta enfermedad que por momentos le impidio caminar, hablar y tocar el piano —una de sus pasiones—. “Tenía lagunas mentales, falta de concentración y momentos en los que no era capaz de levantarme ni para ir al baño”, señala mientras apunta que si salía para ir al supermercado “ya en tres días no podía hacer nada”. Y es que estos son solo algunos de los síntomas más comunes de la enfermedad: fatiga, cansancio mental, problemas de memoria, dificultad para respirar, dolores musculares, ansiedad, insomnio, dolor de cabeza… y muchos otros.
Reme es una de esas personas con las que el covid se ensañó, “después de muchos médicos, tratamientos y consultas dí con la solución, la cámara hiperbárica”, puntualiza. Un tratamiento que no forma parte de la sanidad pública y que consiste en respirar oxígeno puro en el interior de una cámara en la que se aumenta la presión ambiente. Esta combinación permite que el oxígeno inhalado se diluya en el plasma sanguíneo, activando una cascada de mecanismos curativos en el organismo: regenera los tejidos afectados (como el neuronal o el endotelio de los vasos circulatorios, uno de los puntos clave en la afectación por covid) y estimula la fabricación de nuevas arterias microscópicas, efecto conocido como microangiogénesis.
Reme cumple el perfil que más se da en los casos de covid persistente: mujeres de entre 35 y 50 años y sin enfermedades previas. “Tanto en O Barco, como Ourense y Madrid me atendieron muy bien pero el tratamiento era ensayo-error porque nadie sabía cómo curarlo, hasta que un facultativo me hablo de la cámara hiperbárica”, admite Reme quien confirma que ya no tiene dolor, “tengo ganas, energía, voz”, puntualiza. “Yo no sé si curará a todo el mundo pero mi experiencia es maravillosa. Pido a la sanidad de Galicia que lo incluya porque no es gratuito”, puntualiza.Lo que si es cierto es que el Hospital de Ourense, CHUO, ha creado una unidad de covid persistente que incluye Neumología, Neurología, Cardio, Rehabilitación, Psiquiatría y el eje de la misma depende de Medicina Interna, una esperanza para todos los que sufren esta enfermedad.