sábado. 20.04.2024
O Bolo

Roberto Vilar agitó la «botelomanía» con su afilado humor en O Barco

Llegó en «Boteloneta», agitó la  «botelomanía», desatada ya desde el día en que se pusieron a la venta las entradas para la XIX Festa do Botelo de O Barco, y disparó algún que otro «botelo» humorístico contra el alcalde, Alfredo García, durante la gala previa a la multitudinaria fiesta gastronómica. Roberto Vilar «cocinó» y sirvió el pregón, en el abarrotado Teatro Lauro Olmo,  con el afilado humor que le caracteriza. Arrancó risas y aplausos del público, desde que pronunció su primera palabra hasta la última.

 

 

Vilar hizo alusión a las deficientes comunicaciones de Valdeorras con la capital de Galicia, siempre en clave de humor, dirigiéndose al alcalde: «Señor alcalde, hai que mellorar as carreteras…fale con Baltar, vostede que se leva ben con el... Son da mariña lucense, hoxe viñen de Santiago, pero si chego a vir da Mariña, tería que saír o día que fixen a primeira comunión para chegar aiquí».   También hizo un pequeño guiño a la larga permanencia del regidor en el cargo: ¿acostúmase como alcalde, porque leva pouco tempo, non? preguntó a Alfredo García.

 

 

Además, ensalzó la consolidación de la Festa do Botelo por ser nexo de unión de un pueblo, familias y pandillas. Eso sí, bromeó sobre el hecho de que algún vecino se levantase a las cuatro de la mañana para conseguir una entrada para la fiesta, en tanto que «hoxe levará dende onte no pabellón».

Roberto Vilar invitó a los políticos a hacer «festas e carallada» pues «a carallada é tan importante como resto» y agradeció que se llame a cómicos para el pregón porque «a comedia é do pouco que nos queda para agarrarnos á vida, para comer e beber, que é o que imos facer hoxe».

 

 

Antes del esperado pregón,  se rindió homenaje al Restaurante Fernando III, negocio cuya vida se debe a los hermanos Manuel Ángel, Guillermo y Ramiro García López, originarios de Pombriegos (León), que  se hicieron con el establecimiento en el año 1983, después de coger el traspaso a Fernando Santos Prada.

Guillermo García López recogió la Mención de Honor, que, por primera vez, consistió en una escultura que representa una mujer portando un botelo en la cabeza. Se trata de una pieza del artista Roi Domínguez, que ha querido retratar a las madres, abuelas y cocineras mediante la figura simbólica de una «guerrillera», con delantal azul,  que transmite calma, cariño, fortaleza y poder.

 

 

Esta ceremonia, que condujo la escritora Fátima Delgado, contó con la actuación de Los Íñigos que, para clausurarla, interpretaron la canción del artista local Anxo Rei dedicada al botelo, «empujando» al escenario al propio alcalde, Alfredo García, y la concejala de Cultura, Margarida Pizcueta. Ambos bailaron y cantaron al unísono con el grupo.

En la sala resonó con fuerza el viejo dicho «Do mar o mero e  do Barco, o botelo» y el «Viva a Festa do Botelo».

 

Roberto Vilar agitó la «botelomanía» con su afilado humor en O Barco