Esta mañana las entradas de los centros de O Barco y A Rúa se llenaban de niños ilusionados por volver casi medio año después al cole
Casi medio año después, los niños y niñas de O Barco y A Rúa han vuelto a cruzar la puerta de sus centros escolares. La mañana de este jueves, 10 de septiembre, ha estado cargada de nervios, ilusión y ganas por reencontrarse con compañeros y profesores. Pero la "vuelta al cole" de 2020 está siento totalmente diferente. Los abrazos se han cambiado por distancias de seguridad de metro y medio y los besos, por mascarillas y geles hidroalcohólicos.
Tampoco se han reunido en el patio esperando para acceder al aula, sino que cada clase tenía su hora y lugar de entrada —habilitando diferentes cancillas— para evitar las aglomeraciones. En algunos centros además han decidido retrasar el regreso de los más mayores al viernes. «El acceso está siendo escalonado. Conseguimos así que no hubiese aglomeraciones de gente. Hemos habilitado filas en diferentes cancillas», explica Xoaquín Freixeiro, director del CEIP Condesa de Fenosa.
Y fuera, en las vallas, se quedaban unos padres en la mayoría de los casos un poco preocupados, pero también con muchas ganas de que los más pequeños retomaran la rutina y socializaran de nuevo con sus compañeros. «Yo creo que están seguros aquí. Ellos necesitan venir», nos contaban a la entrada del CEIP Julio Gurriarán. Otra padre, asegura que «es cuestión de adaptarse a lo que hay. Saber que hay que vivir en una normalidad distinta».
Desde el CEIP Otero Pedrayo de Viloira, Merce, profesora de 6º de primaria destacaba la incertidumbre y el miedo de cara al inicio del curso escolar. «No sabemos si se podrá hacer un curso normal porque tienen que ir bien preparados al instituto».
Además la maestra afirmó que cada alumno tiene su situación personal, necesitando algunos la relación con el resto de compañeros, incluso para la propia docente será raro no poder abrazar a los pequeños.
Un miedo que entre los alumnos apenas está presente. Ellos, nos cuentan, estaban deseando «ver a los amigos». Aunque eso sí, acostumbrarse a las mascarillas está siendo un poco complicado porque «no respiro bien». Aun así, y a pesar del "madrugón", nada les quitaba las ganas de regresar a las aulas llenos de ilusión y ganas, una sentimiento que se reflejaba en las filas de todos los centros A Rúa y O Barco.