viernes. 19.04.2024

Leche frita

De niña tenía un amigo que no podía comer la leche frita que hacía mi abuela y que tanto me gustaba. Los otros niños y yo engullíamos porciones, una detrás de la otra, y hasta recibíamos reprimendas por llenar los carrillos más de la cuenta. Los recuerdos de aquel amigo son vagos porque no estaba siempre, en ocasiones faltaba, no estaba en las merendolas cumpleañeras, pero tampoco en clase. Cuando eres pequeño, el tiempo es un abstracto difícil de medir y por tanto de recordar después.

Con el tiempo, pusimos nombre a la ausencia de Rober y supimos por qué no podía comer leche frita. Nuestro amigo padecía la llamada enfermedad de Crohn. Una enfermedad dura, una enfermedad que no tiene cura, de la que no se sabe la causa. Una dolencia persistente puesto que es crónica, y que se desarrolla de diversa forma en cada persona, pudiendo ser controlada con tratamiento, paliados sus síntomas en cierta medida, pero también pudiendo sufrir quien la padece, de periodos complicados en los que la convalecencia está muy presente.

De aquel amigo de la infancia me he vuelto a acordar estos días cuando he sabido a través de los medios de comunicación gallegos, de la hazaña de Víctor Loira, un deportista que también padece esta dolencia y que se ha propuesto el reto de dar visibilidad al grupo de enfermedades inflamatorias intestinales como la que él padece.

La hazaña consiste en un recorrido por toda Galicia que realizará en bicicleta y también en patinete desde el 19 de agosto hasta el 4 de septiembre, que le llevará también a visitar todos los hospitales de la comunidad. Mañana jueves día 23 de agosto, llegará al Hospital Comarcal Valdeorras.

Para conseguir el reto, Víctor lleva ya un año preparando su condición física y mental. Porque si es duro para una persona que no padezca la enfermedad, podemos imaginarnos, o quizás no del todo pero sí intuir, el esfuerzo que supone para él, que sí la padece. Ya les informo que la aventura de Víctor Loira quedará recogida en una película documental que llevará una firma de lujo, la de Sebastián Álvaro, director de Al filo de lo imposible. Ha conseguido incluso que Concello de Pontevedra, Diputación y Xunta de Galicia le apoyen. Desde luego, es admirable su esfuerzo, por eso se lo contamos en esta radio.

Quizás con su esfuerzo, llegue un día en el que se avance en el estudio de esta enfermedad, y se consiga, para él y para mi amigo Rober, el privilegio de volver a comer leche frita.

Raquel Cruz

Leche frita