jueves. 28.03.2024

Bendito verano

El verano, quizás la mejor etapa cuando eres un criajo, los exámenes, madrugones, el frío y la lluvia dan paso al hacer entre poco y nada, levantarse a las 12:00 horas, el calor y el sol, eso sí, si habías logrado el objetivo de aprobar todo durante el curso, o al menos casi todo.

Por la mañana a descansar, dar un paseo o a jugar al fútbol con los amigos, mientras que las tardes de río o piscina pasaban a ser una constante que abarcaban desde las 15:30 hasta las 20:00 horas. Momento en el cual, tras un paseo por el verde del Malecón, te ibas a casa para cenar rápido y volver a salir.

Qué buenos eran esos momentos en los que por las noches íbamos a la plaza a jugar al fútbol, a tomar algo con los amigos, recorrer el famoso túnel del Barco o simplemente a respirar el aire fresco tras un día a 40 grados, porque sí, en el río o en la piscina, también se sufrían.

El verano es la época de los helados - burman flash y fantasmicos en los destacados -, los globos de agua y por supuesto los amores, los cuales son tan efímeros que se acaban recordando toda una vida porque son el primero, o no, porque también muchas veces de estas cosas salen largos amores que, muy rara vez terminan siendo para toda la vida.

Cuando te vas haciendo mayor te das cuenta de lo agraciados que éramos, no sólo por – como diría un niño - las obligaciones de adulto, sino porque pasas de esas amistades y grupos de treinta chavales, a dejarte de llevar con casi todos debido a la gran distancia que provoca el paso de los años y los estudios que llevan a ciudades tan diversas como Barcelona, Santiago e incluso Buenos Aires allá por Argentina.

No quiero ser negativo, ya que la vida es así, nos hacemos mayores y eso conlleva cambios. Para todos ellos, comprendidos entre los 0 y 18 años un mensaje, disfrutad que podéis.

Alejandro Lorenzo

Foto: Iago Doval.

Bendito verano