Hoy, 10 de diciembre, se celebra el Día de los Derechos Humanos, una fecha que invita a detenernos —aunque sea un solo segundo— para mirar a nuestro alrededor, a nuestro país, a nuestra comarca, a nuestras aldeas y barrios. Y preguntarnos con honestidad: ¿estamos cuidando lo esencial?
A menudo, los Derechos Humanos parecen algo lejano, una declaración firmada hace 76 años en París, palabras solemnes estampadas en un papel importante. Sin embargo, su verdadera fuerza está en lo cotidiano, en lo que vivimos cada día, en los gestos sencillos que hacemos los unos por los otros.
Los derechos que se ejercen cada día
Los Derechos Humanos están en que podamos informarnos libremente, opinar, discrepar y participar. Están en que los niños de Valdeorras puedan ir a la escuela con dignidad; en que nuestras personas mayores tengan un lugar seguro donde envejecer, acompañadas, cuidadas y escuchadas.
Están en que cualquier vecino que llegue de fuera pueda construir aquí una vida con igualdad de oportunidades y respeto. Y también, en que los servicios públicos funcionen sin dejar a nadie atrás.
Derechos humanos es que te llamen por tu nombre:
- Que te traten con respeto.
- Que puedas construir tu proyecto de vida.
- Que camines sin miedo.
La humanidad está aquí, en lo cercano
No hace falta viajar a grandes capitales para encontrar ejemplos de humanidad en estado puro. Están en este territorio y en las personas que lo sostienen cada día: el personal de ayuda a domicilio, los profesionales sanitarios, los voluntarios que apoyan a familias en momentos difíciles, quienes impulsan actividades culturales para evitar que los pueblos queden en silencio, quienes mantienen vivas las tradiciones y quienes ofrecen ayuda sin pedir nada a cambio.
Ellos y ellas hacen realidad, sin discursos grandilocuentes, el principio que afirma que todos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos. Porque la dignidad se practica y se defiende cada día.
Lo hacen también docentes que acompañan a jóvenes en tiempos complejos, trabajadores que facilitan la integración de inmigrantes, quienes defienden el derecho a la vivienda, quienes luchan contra la violencia de género o quienes reclaman accesibilidad para quienes avanzan a otro ritmo.
El derecho que lo sostiene todo: la paz
En un año marcado por conflictos en diferentes partes del mundo, esta comarca sabe que la paz también se construye desde lo pequeño, desde la palabra tranquila, la mano tendida, la empatía.
El Día de los Derechos Humanos recuerda que ninguna conquista está garantizada para siempre. Cada derecho que hoy tenemos fue antes el sueño y el esfuerzo de quienes imaginaron un mundo más justo. Y somos nosotros —desde nuestras radios, escuelas, comercios y hogares— quienes debemos seguir escribiendo esa historia.
Una historia que no va de héroes, sino de gente corriente, la que escucha desde una panadería de A Rúa, desde un viñedo en O Barco, desde una pizarrera en Carballeda, desde el coche camino al trabajo o desde una casa donde quizá hoy hay más preguntas que certezas.
Los derechos también se defienden desde aquí
A todas esas personas, este Día de los Derechos Humanos les recuerda que los derechos también son suyos. Que también se defienden desde aquí. Desde lo que hacemos, desde lo que cuidamos, desde cómo miramos a los demás.
Cuidemos lo que nos une. Defendamos lo que nos hace dignos. Porque los Derechos Humanos no son solo una fecha: son una forma de mirar al mundo… y de mirarnos entre nosotros.
