La Festividad de Todos los Santos volvió a ser este año sinónimo de reencuentro y tradición. Tras la visita obligada al cementerio para rendir homenaje a quienes ya no están, llegó el momento de celebrar la vida y la memoria compartida con familiares y vecinos en los tradicionales magostos.
En plazas, casas del pueblo y centros sociales, las castañas asadas se convirtieron en las grandes protagonistas de un fin de semana en el que el fuego, la música y la buena compañía mantuvieron viva una de las costumbres del otoño.
Aquí te contamos cómo se vivió el magosto en Vilamartín, San Vicente y Santa Cruz de O Bolo, donde la tradición se mezcló con el calor vecinal y el sabor a fiesta.
San Vicente recupera las reuniones vecinales con el magosto
La fiesta y la reunión regresaron a San Vicente tras unos meses duros marcados por la destrucción y la mirada puesta en la reconstrucción. Los vecinos volvieron a encontrarse en las antiguas escuelas para celebrar el magosto, retomando esas buenas costumbres que fortalecen los lazos del pueblo y mantienen viva su identidad.
No faltaron las castañas asadas ni los chorizos cocidos, pero lo más importante fue el reencuentro, la actividad conjunta y la chispa que volvió a encenderse en torno a la celebración.
A pesar de mirar todavía hacia la montaña herida por el fuego y ahora castigada por las lluvias, San Vicente demuestra ser una comunidad unida, que encuentra en cada celebración la fuerza para seguir adelante y el orgullo de volver a su tierra para compartir y festejar.
La queimada puso el punto y final al magosto de Santa Cruz, en O Bolo
Las antiguas escuelas reunieron a los vecinos de Santa Cruz en O Bolo en torno a las castañas asadas, empanada, vino nuevo y alguna que otra lambetada
En lo que es ahora el centro social, más de cincuenta personas compartieron historias y también merienda de confraternización que terminó con una queimada con su conjuro y todo.
La asociación de padres de colegio organiza el magosto en Vilamartín
En Vilamartín de Valdeorras, la celebración reunió a vecinos y amigos en torno al fuego y al aroma de las castañas asadas, en una jornada llena de sabor y convivencia.
El encuentro, organizado por la Asociación de Madres y Padres del CEIP Manuel Folla Respino, dio comienzo a las 19:00 horas en el espacio de Santa Lucía, donde se congregaron más de 200 personas. Los asistentes pudieron disfrutar de una variada merienda con bollos preñados, bica, vino, refrescos y, por supuesto, las protagonistas de la noche: las castañas asadas.
Mientras el ambiente se llenaba de risas y conversación, varios vecinos se encargaban de vigilar el gran tambor en el que se asaban las castañas, removiéndolas con destreza para asegurar un asado perfecto. Entre el crepitar del fuego y el humo que perfumaba el aire, los asistentes compartieron una velada entrañable marcada por la tradición, la gastronomía y la buena compañía.
