Hoy es 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente. Una fecha que debería servirnos, más que para colgar mensajes en redes sociales, para mirarnos al espejo y preguntarnos: ¿qué estamos haciendo por el lugar donde vivimos?
Aquí, en Valdeorras, esa pregunta tiene mucho sentido. Porque vivimos en una comarca rica, diversa, hermosa… pero también frágil.
Tenemos la suerte de contar con Pena Trevinca, el punto más alto de Galicia, con sus casi 2.130 metros de altitud, un refugio natural para especies únicas, y declarado Zona de Especial Protección para las Aves. Tenemos también la Serra da Lastra, con sus cuevas de murciélagos protegidos y su vegetación caliza que apenas existe en otras partes de Galicia.
Y tenemos el Sil, que da vida a los viñedos, a las aldeas, y a tantas historias que han crecido a su orilla. No es solo paisaje: es sustento, es historia, es lo que nos une.
Pero todo eso, aunque parezca inmenso, es vulnerable.
En 2022, un GRAN incendio arrasó más de 4.000 hectáreas en esta comarca. Aquel fuego cambió el color del paisaje, la rutina de los pueblos y la mirada de muchos vecinos. No fue un caso aislado: Galicia es la comunidad autónoma con más incendios forestales de toda España, y el cambio climático está alargando la temporada de riesgo. Ahora puede arder el monte en marzo… y en noviembre.
Y frente a eso, ¿qué hacemos?
Lo bueno es que no estamos de brazos cruzados. Hay viticultores que apuestan por técnicas sostenibles, por recuperar variedades autóctonas más resistentes, por evitar pesticidas. Hay ganaderos que cuidan el monte con razas como el porco celta, que además ayuda a prevenir incendios al limpiar el sotobosque.
Y hay también personas —vecinos, senderistas, voluntarios— que cada semana recogen basura en rutas de montaña, en caminos o en márgenes del río. Que se organizan para plantar árboles. Que educan a los niños en el respeto por la naturaleza.
Porque cuidar el medio ambiente no es cosa de otros. No empieza en las cumbres internacionales ni en los despachos: empieza aquí, en lo cotidiano. En apagar bien una colilla. En no dejar residuos al ir al monte. En comprar local. En entender que cada botella de agua que no tiramos, cada árbol que respetamos, cada kilómetro que caminamos en lugar de conducir… suma.
Valdeorras no necesita inventar nada para ser sostenible. Solo necesita conservar lo que ya tiene: bosques, fuentes, viñedos, montañas, viento limpio, cielos estrellados.
Hoy es el Día Mundial del Medio Ambiente. Pero mañana también. Y pasado. Porque el entorno que cuidamos hoy es el futuro que nos espera mañana.
