
El funeral por Josefa Fariñas, de 76 años, se celebró este martes en el santuario de As Ermidas (O Bolo), el lugar en el que residía junto a su marido y el mismo lugar donde fue asesinada el domingo, con un cuchillo, presuntamente por él.

A la despedida acudieron decenas de personas, entre ellas el alcalde de O Bolo. Dentro de la iglesia no había espacio para todos y muchos siguieron el oficio desde fuera, en un silencio que hablaba por sí solo. Varias personas llevaban lazos morados en la solapa, en señal de rechazo a la violencia machista. Entre las coronas de flores que portaba el coche fúnebre destacaban las de sus hermanas, y también la de su hijo.
El hombre, de 72 años, fue quien llamó al 112 tras el crimen. Fue detenido en el domicilio y trasladado al cuartel de la Guardia Civil de O Barco. Esta martes pasó a disposición judicial. La jueza de Trives ha decretado su ingreso en prisión comunicada y sin fianza. Se le investiga por los delitos de homicidio y maltrato habitual, con la concurrencia de agravante de parentesco.
Según han declarado algunos familiares, el maltrato era conocido en el entorno familiar, aunque nunca se había formalizado una denuncia. La muerte de Josefa, la primera víctima de violencia machista en Galicia en lo que va de año, ha causado gran conmoción en la comarca y ha vuelto a poner sobre la mesa una triste realidad.