Teresa Portela sabe lo que es remar a contracorriente. Lo ha hecho desde los nueve años, cuando empezó en el piragüismo, hasta convertirse en una de las deportistas más admiradas del país. Siete Juegos Olímpicos, más de cuarenta podios internacionales y una carrera marcada por la constancia y la excelencia. Pero este fin de semana cambiará el pantalán por el atril: será la pregonera de la Feira do Viño de Valdeorras.
«Fue una alegría recibir la invitación», confiesa. Y no solo por el reconocimiento, sino por el vínculo personal que la une a esta tierra. «Es un lugar entrañable para mí, porque me recuerda a mi infancia. Competí allí muchas veces, tanto de niña como más mayor, bajando el descenso del Sil. Me hizo mucha ilusión», asegura.
El deporte fue su primera conexión con O Barco, pero no la única. «Valdeorras va ligada al vino. En Galicia, cuando se habla de vino, automáticamente se piensa en esta zona. Está muy instaurado, muy reconocido», explica con naturalidad. Para ella, participar en una celebración popular como la Feira tiene también un significado especial: «Cuando preparaba el pregón pensaba qué me une a Valdeorras, a sus vecinos. Y me di cuenta de que compartimos mucho con los viticultores: el trabajo diario, constante, muchas veces invisible… Y ese esfuerzo que, con suerte, acaba en un resultado. En su caso, un gran vino; en el mío, una medalla o una buena competición».
Esa comparación, que será hilo conductor de su discurso, refleja también la importancia que Portela da a las raíces, al entorno y al valor de lo local. «Estoy muy orgullosa de ser gallega. Me emociona que la gente de casa te reconozca y te valore. A veces nos centramos en lo de fuera, y nos olvidamos de lo que tenemos cerca. Pero si nosotros no lo ponemos en valor, nadie de fuera lo hará», afirma con convicción.
Este año, además, llega a O Barco con más tiempo para disfrutar. «Me apetece dar un paseo, ver las casetas de las bodegas, disfrutar del ambiente. Aunque no tengo el vino en mi dieta diaria como deportista, siempre hay algo que celebrar. Y como con agua no se puede brindar…», bromea.
A sus 43 años, Teresa Portela sigue entrenando, aunque este 2025 ha sido un punto de inflexión. «Está siendo un año complicado en lo deportivo, pero lo estoy enfocando más a la familia. Me apetecía y lo necesitaba. El deporte de élite implica muchas horas, mucho esfuerzo. Ahora me lo estoy tomando con más calma, aunque sigo en activo y con pasión por el piragüismo. Es mi trabajo, pero también mi vida».
Sobre el pregón, solo adelanta una idea: la comparación entre la preparación olímpica y el trabajo de quienes hacen posible el vino de Valdeorras. Dos mundos que, a pesar de parecer tan distintos, se rigen por la misma ley: la del esfuerzo diario.
