
«Tristeza, cansancio, pérdida de energía, exceso de sueño, dificultad para concentrarse, abandono del cuidado personal, pérdida de tiempo de ocio, fatiga emocional, irritabilidad e incluso una actitud negativa hacia el cuidado» son algunos de los síntomas que muestran los cuidadores y que tal y como señala Patricia López, gerente del centro de día El Salgueiral, muchas veces pasan desapercibidos para quienes se encuentran atrapados en la rutina de cuidar sin pausas.
Este síndrome afecta tanto a familiares que asumen el rol de cuidadores como a los profesionales que trabajan en centros de atención. La tarea de cuidar, cuando se realiza sin el apoyo necesario, suele llevar a un desgaste que no solo pone en riesgo la salud del cuidador, sino que también puede afectar la calidad del cuidado que se proporciona. «¿Quién cuida al cuidador?», pregunta Patricia, subrayando la importancia de no olvidar el autocuidado en esta tarea.
Un respiro necesario para los familiares
Patricia explica que los Centros de Día se convierte en un respiro necesario para los familiares de las personas dependientes, permitiéndoles disponer de tiempo para ellos mismos mientras sus seres queridos reciben atención especializada. Este recurso no solo contribuye al bienestar del cuidador, sino que también beneficia al usuario del centro, quien puede recibir estímulos y socializar en un entorno seguro y profesional.
Pero el camino hacia la ayuda no siempre es sencillo. Patricia describe cómo, en muchos casos, los cuidadores familiares se sienten en la obligación de asumir en solitario todo el peso del cuidado. «A veces, un esposo o esposa se resisten a dejar que otros cuiden a su pareja, creyendo que es su deber exclusivo», comenta, señalando que esta mentalidad puede llevar a una sobrecarga innecesaria. Además, la situación se agrava en casos de pacientes con enfermedades degenerativas, como el Alzheimer, donde el deterioro es lento pero constante. «Al inicio, los cuidadores creen que pueden manejarlo, pero en muchos casos, cuando se dan cuenta del desgaste, ya están desbordados», advierte Patricia.
La gerente del Salgueiral también destaca el papel que juega la red de apoyo en estos procesos, desde familiares hasta vecinos que perciben los cambios en los enfermos que puede llevar a una mayor dependencia de sus cuidadores y les animan a buscar ayuda profesional. «A veces nos cuesta escuchar cuando alguien nos dice que necesitamos ayuda, pero ese es el primer paso para prevenir un desgaste mayor», indica López.
Finalmente, Patricia hace un llamado a todos aquellos que se encuentran en esta situación a no esperar hasta el último momento. «No hay que llegar al extremo de la sobrecarga», concluye. Pedir ayuda, ya sea en un centro de día, a través de servicios sociales o en consultas médicas, es un acto de responsabilidad y cuidado hacia uno mismo y hacia la persona que necesita los cuidados. Es importante acompañar en ese camino apoyo emocional a aquellos que llevan a cuestas la noble labor de cuidar.
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