
Habitualmente, pronunciar la palabra cáncer implica miedo y dolor en el mundo de la salud. El diagnóstico es un momento complicado que impone y que, a día de hoy, se sigue asociando con riesgo de muerto. Pero la realidad, es que la medicina está avanzando y, cada vez, se puede tener un diagnóstico más temprano para tratarlo a tiempo.
—¿Cuántos años lleva ejerciendo la profesión de oncología?
—Levo 12 años ya como especialista y cuatro más de formación, en total, 16 años dedicándome a la oncología, que ya es un buen trecho. Yo me formé en Santiago, en los cuatro años, luego trabajé un año en Vigo. La mayor parte de mi carrera profesional fue en Santiago y llevo en O Barco un año y unos meses desde diciembre de 2022.
—Aunque lleve poco en Valdeorras, ¿cómo ha evolucionado esta enfermedad en la zona?
—En ese sentido, Valdeorras es diferente al resto de Galicia. No es como Santiago, Ourense o Vigo que tienen un mejor acceso a nuevos tratamientos, nuevas terapias o nuevos diagnósticas. Lo importante desde que llegué a O Barco, es que los pacientes tuvieran esas mismas oportunidades y la realidad es que funciona.
Los elementos que se ponen en Santiago, son los mismos que se ponen aquí, en Valdeorras, y si necesito una prueba específica de biopsia líquida o terapias moleculares, se puede pedir sin ningún problema para los pacientes de O Barco, igual que para los pacientes del resto de Galicia. En ese sentido, creo que es algo muy importante para un hospital comarcal. Sí que es cierto que cuando yo llegué, había un oncólogo diferente cada día, venían solamente dos o tres días a la semana. Eso sí que generó un poco de descontrol y desconcierto con los pacientes.
Entonces, ampliamos la actividad a cinco días, que es importante para acomodar mejor a los pacientes y tratamientos, y, sobre todo, que ahora tienen una persona de referencia.
—Claro, porque mantener una continuidad en tema de medicina es importante, pero sobre todo cuando estamos hablando del cáncer, que es una enfermedad, por desgracia, atañe a muchas personas.
—Sí, es importante. La verdad es que el hecho de que la persona que te esté tratando te conozca, quiero decir, que sepas que ese dolor o ese malestar que le cuentas a una cosa nueva o no, pues sí que es importante. Y aquí, por la logística de cómo está organizado el servicio, eso fallaba un poco y ahora lo hemos solucionado.
—La palabra cáncer es algo que nos cuesta muchas veces hasta pronunciar, entonces, ¿cómo es tu día a día rodeado de esta enfermedad?
—Bueno, la verdad es que a lo largo de la última década, ha cambiado mucho la especialidad de oncología y lo que es la enfermedad. Es cierto que es terrible y que tiene consecuencias duras, tanto para el paciente como para la familia. Pero también es cierto que la realidad es que hoy en día la mitad de los cánceres se curan y de la otra mitad, la gran mayoría tienen unas supervivencias muy largas y, sobre todo, que la calidad de vida de los pacientes que no se van a curar, que son metastásicos, ha mejorado mucho gracias a los nuevos tratamientos que se han ido implementando.
La llegada de la inmunoterapia, por ejemplo, que es el último tratamiento que ha revolucionado la oncología, ha cambiado completamente lo que es esta enfermedad, muchos pacientes tienen vidas completamente normales, incluso trabajando y haciendo una vida productiva normal, con una enfermedad metastásica que hace diez años era impensable que estuvieran vivos.
Entonces, ese tipo de cambios por la mejora de los tratamientos, la inmunoterapia, las terapias dirigidas, escoger en cada paciente, analizar el tumor para ver qué tratamiento es más efectivo y, sobre todo, menos tóxico. Sigue siendo mala, pero hemos avanzado muchísimo desde cuando yo empecé la residencia a lo que tenemos ahora.
—A día de hoy, ¿cuáles serían los tipos de cáncer que siguen siendo más dañinos para la gente?
—Creo que los más perjudiciales serían los tumores cerebrales, los de más alto grado, que en los últimos años se ha beneficiado muy poco del tratamiento. Algunos tipos de sarcoma, que son tumores raros que afectan sobre todo al músculo, al hueso, y que tampoco ha habido grandes avances de lo que es el tratamiento en todos estos años. Estamos empezando a encontrar ahora mutaciones y dianas que podemos activar.
También, algunos tipos de cáncer de pulmón, que es el que más ha cambiado en los últimos años, donde más ha avanzado la medicina personalizada, pero en algunos subgrupos.
Así como el sarcoma o el tumor cerebral no se pueden prevenir, no hay nada que puedas hacer tú para evitarlos. El pulmón, por ejemplo, el tabaco o la exposición a algunos tóxicos se podría evitar mayoritariamente en la población.
—Y como decimos, en su día a día está dando este tipo de diagnósticos, entonces, seguramente hay momentos en los que casi llegue a ser un psicólogo para estas personas cuando les tienes que dar este diagnóstico.
—La información a veces es dura y es sensible. Es cierto que nos forman para ayudar un poco a acompañar la información, pero, por suerte, la Sociedad Contra el Cáncer a nivel de España tiene un psicooncólogo en cada centro de oncología del país, incluyendo O Barco de Valdeorras, que tenemos a Jacqueline.
Es una profesional encantadora y muy buena, que me ayuda, sobre todo cuando el paciente necesita más ayuda para manejar la información de un diagnóstico, una recaída o una progresión. Es fundamental la figura del psicooncólogo en nuestra actividad.
—La psicooncóloga, ¿está los cinco días o son días alternos?
—No, está a los cinco días. Ella trabaja de lunes a viernes en O Barco y en ese sentido, incluso por las tardes, están en contacto con los pacientes.
—¿Van todos los pacientes o solamente van aquellos que consideres?
—Habitualmente, cuando vienen por primera vez a Oncología, que es cuando se les da la información de este es el diagnóstico y el tratamiento con esta intención, queremos curar o queremos controlar la enfermedad, se les supone un poco de cómo va a ser el plan de tratamiento. En este momento, siempre a todos los pacientes se les ofrece la opción de valoración psicooncología.
Algunos pacientes no les interesa y si más adelante pasa algo que les estresa, si tienen una recaída o el tratamiento que le poníamos fue mal, entonces se les vuelve a ofrecer habitualmente en esos momentos de mayor complejidad que hablen con Jacqueline, con psicooncóloga.
—Con motivo de este Día Mundial del Cáncer, ¿qué les recomendarías a esas personas que tienen algún familiar con cáncer y a esas personas que están pasando esta enfermedad?
—Las personas que llevan tratamiento oncológico, que la oncología española es la mejor del mundo, y los tratamientos que se pueden administrar en España son los más punteros que hay a nivel mundial, que tenemos centros de investigación referentes a nivel del mundo para cualquiera de las patologías del cáncer. Solamente se pueden poner a nivel de toda España, quiero decir, los pongo yo en O Barco y los ponen en Barcelona, en la clínica de Vall D'hebron.
Para los familiares que a veces tienen un papel difícil porque, evidentemente, la enfermedad les afecta a ellos, pero quedan un poco como en la periferia, sobre todo, como decía un compañero mío, el doctor Barón, lo más importante contra el cáncer es el amor, que estas personas están acompañando, lo que tienen que hacer es querer y amar a la persona que está enferma, que es lo que más nos va a ayudar sin duda.