Abrir la puerta al Niño que viene, con una Navidad centrada en el nacimiento de Jesús, la familia y el compromiso social
A las puertas de la Navidad, una de las celebraciones más significativas para los cristianos, O Barco de Valdeorras se prepara para vivir estas fechas desde la fe, la comunidad y la solidaridad. Así lo expresó el párroco de O Barco, Jesús Álvarez, en una entrevista radiofónica en la que desgranó el sentido profundo de la Navidad y la amplia programación religiosa y social prevista para estos días.
La Navidad no puede reducirse a luces o consumo. «Navidad es nacimiento, y nacimiento no de algo, nacimiento de alguien», subrayó el párroco, recordando que el centro de estas fiestas es el nacimiento de Jesús. Con este mensaje como eje, la parroquia de Santa Rita ha propuesto este Adviento un símbolo muy concreto, una puerta cerrada que se va abriendo progresivamente. «Abrir las puertas al Niño que viene», reza el lema colocado en el altar, una invitación clara a hacer espacio a Jesús en los hogares y en la vida cotidiana.
En esa línea, Álvarez hizo un llamamiento especial a las familias, y en particular a los niños de catequesis, para que recuperen la tradición del belén en casa. «No importa el tamaño ni que sea más o menos artístico, pero que no haya una sola casa sin un pequeño Belén», pidió, recordando que «si llenamos la casa de Papá Noeles, ¿por qué no dejamos un hueco para la presencia del Niño Jesús?».
La Navidad en O Barco ya ha comenzado con la apertura del belén parroquial, que este año se presenta renovado y ubicado en un lateral del templo, y con un marcado acento solidario. Los primeros alimentos para Cáritas ya han llegado gracias a la colaboración del colegio Divina Pastora. «La Navidad también tiene sabor a caridad y a solidaridad. No se trata de vivirla desde el yo, sino desde el nosotros», afirmó el párroco.
Entre los actos destacados figura la tradicional Fiesta de Bienvenida a la Navidad, que se celebrará el jueves 18. La misa tendrá lugar a las seis y media de la tarde y, a continuación, el pregón y la bendición del nacimiento. Este año, el pregón correrá a cargo de tres niños del colegio Divina Pastora. «La Navidad saca el niño que todos llevamos dentro», explicó Álvarez, quien defiende una iglesia llena de luz, color y vida en estas fechas.
La música y los villancicos volverán a ser protagonistas con la participación de los coros de Santa Rita, San Mauro, Divina Pastora, Puente Domingo Flores y Rubiá, en una celebración que reunirá a toda la unidad pastoral. Además, el párroco animó a vecinos y visitantes a realizar la tradicional ruta de los belenes por las parroquias de la comarca, destacando los nacimientos de Rubiá, Viloria, Petín o San Esteban.
La dimensión solidaria tendrá uno de sus momentos clave en la entrega del juguete solidario, organizada por Cáritas. El reparto se realizará el día de Nochebuena, de diez y media a una y media, en las dependencias de Cáritas. «Queremos que no haya ni un solo niño en O Barco ni en Valdeorras que se quede sin regalo», aseguró, destacando el esfuerzo del equipo y la buena respuesta recibida este año.
Durante estos días, Jesús Álvarez recorrerá también las distintas parroquias y capillas, así como las residencias de mayores, para acercar el mensaje de la Navidad a todos. «Empiezas a cantar los peces en el río y no te imaginas cómo cantan todos», relató emocionado, reivindicando la importancia de mantener vivas las tradiciones que tocan el corazón.
La Navidad se cerrará el Día de Reyes con la ya tradicional visita de Sus Majestades a la iglesia de Santa Rita, donde serán los encargados de presentar y dar a besar al Niño Jesús. «Es un guiño a todas las familias y a todos los niños», explicó el párroco.
Como mensaje final, Jesús Álvarez invitó a toda Valdeorras a vivir estas fechas desde la esperanza y lo mejor de cada uno. «Que recuperemos el sabor de la familia y la sensación de que algo grande acontece. Un niño cambia el rostro de una casa y llena de esperanza el presente y el futuro», concluyó, animando a construir una Navidad basada en los buenos sentimientos, especialmente en un año marcado por dificultades como los incendios.
Una llamada, en definitiva, a abrir la puerta, no solo del templo o del hogar, sino del corazón, al Niño que viene.