Alfredo García deja la Alcaldía de O Barco tras 26 años: «Pongo fin a una etapa»
Con el rostro visiblemente emocionado, entre la satisfacción del deber cumplido y la tristeza de cerrar una etapa vital, Alfredo García anunció este viernes su renuncia como alcalde de O Barco. Tras más de un cuarto de siglo al frente del municipio, el veterano regidor socialista confirmó que ha llegado el momento de «dar el primer paso para poner fin a una etapa». «La vida va de etapas —dijo—, y esta, que ha sido muy importante para mí, llega a su fin».
Solo con un pequeño borrador, pero improvisando, fiel a su estilo cercano, alternó el humor, la memoria y los agradecimientos. Comenzó recordando al joven de 16 años que quiso ser maestro —pese a la oposición de su padre— y terminó con una confidencia familiar que dejó huella: «Mi nieto pequeño me dijo: “Abuelo, no cumples tu palabra, dijiste que lo ibas a dejar y sigues”. Y tenía razón».
Arropado por parte de su equipo de gobierno, entre los que se encontraba Miguel Neira, el edil que más tiempo lleva con él, y algún concejal histórico como José María Rodríguez, García defendió que su gestión se ha basado en el «rigor, el consenso y el servicio a la ciudadanía». «Nuestro objetivo era demostrar que otra política era posible, y creo que lo hemos logrado», afirmó.
Evocó con orgullo algunas de las grandes obras que marcaron su mandato —la circunvalación, el paso subterráneo bajo la vía del tren, el malecón o la futura actuación en Xirimil— y subrayó el dinamismo cultural, deportivo y económico de O Barco. «No creo que haya ninguna villa de menos de 30.000 habitantes con la vida que tiene este pueblo», aseguró.
Reiteró que nunca quiso hacer carrera política más allá de su concello. «Siempre tuve claro que mi sitio estaba aquí. Solo acepté la presidencia de la FEGAMP porque era compatible con seguir siendo alcalde».
García presentó su renuncia este 1 de agosto. El pleno para aceptarla se celebrará el 18, y la elección del nuevo alcalde está prevista para el 1 de septiembre. Su sucesor será, casi con total seguridad, Aurentino Alonso, actual primer teniente de alcalde.
Hasta entonces, García seguirá como concejal, ya que la siguiente en la lista, Maria del Carmen Núñez Cabado, aún no ha formalizado su acta. Después se apartará completamente de la política local: «No quiero ser un Felipe González ni un Aznar. Seré un vecino más, aunque si alguien me pide consejo, lo daré». Sí valoró seguir vinculado al Eixo Atlántico, con el que ha colaborado estrechamente durante años. «Seguiré haciendo cosas, pero lo que la vida decida», dijo.
Consciente de que el cansancio ha hecho mella —«ya no tengo la energía al 100 % que este puesto exige»—, García insistió en que no ha sido una decisión improvisada. «He sido feliz, pero llega un momento en el que hay que parar. Si lo dejas demasiado, puede que ya no disfrutes de otras cosas que también son importantes», reflexionó.
Agradeció a su equipo —«personas que trabajaron sin buscar prebendas, solo por el pueblo»—, a los trabajadores municipales, a los vecinos y vecinas que durante seis mandatos le dieron su confianza, y a los medios de comunicación por el trato recibido: «No siempre lo hicimos bien, pero escuchamos. Las críticas razonables nos ayudaron a mejorar».
El momento más íntimo fue para su familia. «La familia es la gran sacrificada en política. Nunca puedes hacer planes. Ha llegado el momento de dedicarles lo que me queda: a mi mujer, a mis hijos, a mi hermana, a mis cuñados… a quienes me quieren y quieren disfrutar de mí». Con serenidad y honestidad, Alfredo García cerró su etapa al frente de O Barco: «Hemos hecho muchas cosas, pero aún quedan otras por hacer. Me voy con la conciencia tranquila. Trabajar por el pueblo ha sido mi único objetivo».
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